SEGUNDÓN FELIZ !!

De nuevo ultramaratoniano por un día. Esta vez en la capital finlandesa. La decisión de correr allí, se remonta a una conversación con mi amigo Rodrigo hace ya unos cuantos meses. Nos conocimos en el maratón de Copenhague y hemos seguido teniendo buen contacto desde entonces. Hablando de sus próximos eventos, me comento éste; busqué, indagué y tiré la caña a la organización para marcar el ritmo en su evento. En Helsinki hay dos maratones: el principal, en el mes de agosto, y el «Running Day» en presente. La contestación fue rápida y clara. Hasta ahora nunca habían tenido liebre de 3h y eso le daría ese toque de prestigio que aún carecen algunos eventos.

Debe ser costumbre que en estos paises nórdicos haya la opción de alargar el maratón, como ya sucede en Oslo, en donde el año pasado corrí el triple (42+21+10), sólo que aquí, «afortunadamente», el 10000 no existe. Me apetecía mucho volver a hacer media maraton despues de mi trabajo como pacer en el maraton, y así iba a suceder. La organización, sin pega alguna me invita al doble dorsal. Ahora sólo había que ponerse con la logística del viaje.

Reconozco que el viaje hasta allí, ha sido uno de los más asquerosos, si no el que más, de los que he hecho hasta la fecha. Acostumbrado a volar muy barato, la ida desde madrid se me iba de presupuesto al principio, y más tarde era absolutamente inviable, ya que subió hasta los 750€ (sólo ida), por lo que mi experiencia hizo que tuviera que trabajar a fondo en el asunto y buscar alternativa. Mi viaje, tras el martes trabajar de tarde, y el miércoles de mañana, comienza este dia con un autobus de 4 horas hasta Santander; allí, hago noche y cojo el primer vuelo hasta Londres (18€), en donde una escala de 20 interminables horas en el aeropuerto me sacarán de quicio. Al día siguiente, Londres – Helsinki (35€) parar presentarme en el país escandinavo a las 13 del mediodía de allí. Tras el check-in en el hostel, me dirijo directamente a la Expo, sita en el legendario Estadio Olimpico.

La Expo, constructivamente hablando, diré simplemente que es correcta. Fácil y rápida entrega del dorsal y, antes de recoger la camiseta del evento, paseíllo por todos los stands en donde principalmente se ofrecen productos de alimentación y ropa deportiva, así como 4 o 5 eventos maratonianos del país. Sosa y escasa, pero suficiente. Habiendo recogido nuestros materiales, me vuelvo al centro de la cuidad a hacer un poco de turismo por la costa del Golfo. Digo «nuestros», porque mi grandísimo amigo y compañero de baile, Marc, también se aventuró a venir; una llamada con la propuesta y en un sólo segundo una respuesta afirmativa fue suficiente para compartir escenario de nuevo.

El día H ha llegado. Me despierto y avío a eso de las 7:30 de la mañana, ya que el maratón comienza dos horas más tarde. Se entiende y/o se supone que en mayo, en Helsinki no hace calor, pero nos tocó la cruz de la moneda, y unos 23 grados de máxima me iban a entorpecer mucho la carrera (y la de todos). A la hora exacta empezamos. El ambiente es bastante triste; demasiado. El speaker no se esmera, no hay música y el sol calienta como si estuvieras en Sevilla en pleno junio. Sin corredores élite masculino ni femenino, Marc y yo, nos colocamos en la mismísima linea de salida.

Pistoletazo y comienza mi 45º maratón en mi habe, 9º del año. No voy a dar demasiado detalle con las calles y carreteras por donde pasamos, porque solamente intentar leerlo, causa estragos. Estamos ansiosos y con ganas, y los cinco primeros kilómetros llegan pronto, muy llanos por cierto, y con dos avituallamientos. Ésto me hace pensar que gracias a una buena previsión de la organización en cuanto al clima, aumentan el numero de estos puntos.

Empiezan los problemas!! Nuestros GPS’s no cuadran respecto a los hitos; me refiero a los de todo el grupo. Unos parciales 1040 metros, otros 1150, 960…horrible. Comenzamos a estar más pendientes de estos fallos y de no arrastrarlos, que de nuestro grupo. Sabemos que estamos corriendo más rapido de la cuenta, pero ni con esas llegamos a clavar los parciales. Pasamos un hito con 1 minuto de desventaja, y el siguiente con 10 segundos de lo contrario. El caos se apodera un poco de la situación, que sumado a los fuertes repechos de los kilómetros 6’5 y 19, nos desalientan. La media maraton la pasamos en 1h30’15, pero sabiendo que nos hemos corrido algún mil a poco más de 4’km . Al ser un circuito de dos vueltas, la cosa cambia. Ya tenemos controlados esos errores. El calor es abrumador, nos ha deshidratado por completo, y aunque bebas y bebas, la pesadez en las piernas es más seria a cada minuto. Unos constantes falsos llanos durante toda la ruta nos meten de lleno hacia los bellísimos paisajes por los que pasamos; un circuito por el que bordeamos la bahía atravesando varios puentes e islas, frondosos bosques, lagos, parques…

Reconozco que el recorrido, aunque muy duro, me ha fascinado; un gran pena que durante todo él no hayan habido ni un alma animando más que (supongo) algunos familiares que la verdad no hacían ruido alguno.

Como decía, la segunda vuelta, la llevamos mejor, pero el cansancio hace mella. Por ejemplo, en el avituallamiento del km 38, justo en medio de una señora cuesta, por primera vez en mis 45, tengo que parar a beber, que considero mejor opción a intentarlo mientras subo sin haber cogido fuerzas. El ultimo kilómetro es especial. La gente se acopla en los aledaños del estadio, gritan aunque no muy alto para dar ánimos, -todos esos que nos faltaron antes-. Se ve el estadio al fondo. La meta es en el tartán y sin dudarlo, saco el teléfono para inmortalizar el gran momento.

Recuerdo mi Sevilla (2018), último año con entrada en el Estadio Olímpico de La Cartuja, un final de maratón inolvidable, y sabía que algo así sucedería. Eso sí, un poco más lejos.

Con el móvil de una mano, busco la de Marc, no si antes hacer aspavientos a los espectadores de las gradas. Las alzamos y cerramos el tiempo en 2h59’42». Trabajo perfecto pese a las circunstancias, que supimos reconducir con un par de sobresalientes en los segundos 21k.

Medalla en cuello, nos vamos a nuestra zona habilitada para los pacers: el vestuario del estadio, para descansar de cara a lo que vendría a continuación, comentando que cuánta distancia nos habían salido a los que estábamos en la zona de meta, rondando los 43k a todos.

El doble. El doble consiste en hacer el maratón a las 9:30 y escoger una de las dos salidas que hay para hacer la media maratón, las 14:20 o las 15:20. Menos de dos horas entre prueba y prueba, para subir las piernas en alto, hidratarse, cerrar los ojos y pensar en l locura que voy a volver a hacer. Los maratonianos me entenderéis de lo que hablo cuando digo esto. Es momento de concentración y de pensar estrategia, la cual estaba clara pero fue cambiando con el paso de los minutos.

Estando «patas arriba» me llega al teléfono el resultado de la primera parte, con un puesto 36 en la clasificación general y pienso en cuántos corredores de esos 35 por delante mío, podrían estar apuntados al doble. A mal que se me dé pillo cacho!!, susurré varias veces. Aún sabiendo que 7 días después tengo otro baile, cambio el chip.

Se aproxima la hora de la salida; me cambio la camiseta y salgo del estadio. En esa hora que llevo dentro, la temperatura aún ha subido más y varios juramentos no solucionan la deshidratación que llevo. A las 14:20, le doy un abrazo al barcelonés, y dejo de ser su pareja de baile, para disfrutar como se pueda, de lo que diferencia el maratón del ultramaratón, o sea, este extra de 21 kilómetros.

El recorrido ya lo conozco por partida doble, así que tengo claro dónde tirar y donde reservar, dónde coger aliento y dónde echarlo. Los primeros 10k a ritmo de 3’59, dando gas en los llanos y gestionando las subidas y bajadas, cuando en ese momento mi cuerpo empieza a dar señas: o te paras o te paro !!! Bajo un poco el ritmo y echo mano a un gel y con un vaso de isotónico y otro de agua, lo tomo. Gasolina…pero para cuánto tiempo?! Exactamente en lo que subo el primer repecho fuerte. Entonces, recuerdo lo que pasó en el km 38 de hacía 3 horas y hago lo mismo: parar en los avituallamientos, coger aire y subir poco a poco esas cuesta para que, ahora sí, dejarme llevar por el momento, POR MI MOMENTO, y acabar completando esa media vuelta a la pista olímpica que, abarrotada de gente, me recordó al Tower Bridge de hacía sólo 3 semanas.

Llevaba un rato sin mirar el reloj y ni sabía ni intuía el tiempo. Ahí, el cronómetro de línea de meta me indic que he pasado esa hermosa raya en 1h30’06».

Con lagrimas en los ojos, y cogiendo el aire que dejé en hora y media (cuatro y media, mejor dicho), me dirijo a por mi segunda medalla por uno de los pasillos de voluntarios (el que más cerca tenía) pero alguien me toca el hombro. «No, no, come with me». Esta chica me lleva a otro pasillo de medallas, el del doble. Me cuelgan la segunda y la tercera, y me dice que soy el primero en la media maratón en la disciplina de 63.3k. La emoción revienta y busco la zona de cronometraje. Mi móvil está en el vestuario, y rápidamente voy a por él para dar noticias a la familia y amigos. El avituallamiento final no me lo salto, eso sí. Estoy destrozado, o como se suele decir, jodido pero contento, así que, con una sonrisa de oreja a oreja, los ojos llorosos, y arrastrando los pies me voy al control. Tres horas tuve que esperar, muy bien esperadas, para que saliera la clasificación oficial y ver que un servidor, un tipo de Alcazarén (Valladolid) haya sido subcampeón en un ultramaratón de maratón más media maratón en Helsinki. Un segundo puesto absoluto que sabe a victoria si lo miro bien, porque no pensé en Helsinki, porque «sólo» iba a ser liebre en otro maratón más, porque el viaje no me había permitido descansar ni siquiera un poco y porque no era el día para hacer algo grande y lo hice. Tiempo oficial: 4h29’48»

Ya con mis tres medallas, me voy tan contento al hostel a 2’5 kms, ducha y turismo. Al día siguiente, más turismo y al medio día salida de media hora al trote, ducha comida y visita a la vecina y maravillosa isla de Suomenlinna en donde disfruto de su silencio y paz mientras pienso en lo conseguido: ser un SEGUNDÓN FELIZ.

Próximo evento: Maratón de Luxemburgo, 20.05.23, siete días después de Finlandia.

Gracias a todos y cada uno de los ánimos, a cada uno de quienes han estado pendientes de mi, y a absotec por acompañarme de nuevo en esta gran experiencia.

Salud & kms