SE ATRAVESÓ, PERO SE DISFRUTÓ !!

¡¿Y por qué ir a Chipre ?! La pregunta debería ser, ¿¡y por qué no ir a Chipre?!.

El panorama de maratones para el 19 de noviembre no era muy basto. Gran Canaria, Podgorica o Verona, eran algunos de los eventos que había para esta fecha, pero ninguno me llamaba tanto la atención como visitar un nuevo país no sin antes haber ojeado el paraíso que es la isla europea más alejada de España.

Llegar a Larnaca (low cost) no iba a ser tarea fácil, pero dedicando el suficiente tiempo, las combinaciones aéreas iban a hacer ahorrarme un pico importante de dinero. Lo más lógico y rápido es hacer conexión en Atenas (190€), pero compré en el momento oportuno billetes con escala en Londres por 34€ (Madrid – Londres – Larnaca).

Mi viaje, por lo tanto, comienza el viernes temprano. AVE de Valladolid a Madrid, Madrid – Londres, Londres – Larnaca en 17 horas desde que salí de casa hasta que entre en el hotel. Un tiempo muy bien invertido económicamente hablando, pero también dejando claro que el destino está a 3500 kms de casa. Un paseo nocturno al llegar a la cuidad y me dirijo a descansar al hotel.

Otra de los motivos de correr aquí, sin duda fue la ambición. Cuando ojeé la posibilidad de correr por estas tierras, no pude evitar echar un vistazo a las clasificaciones de años anteriores, y a mi sorpresa, en las cinco ediciones que llevaban hechas, los tiempos iban a ser asequibles, al menos para subir al pódium (eso pensé en primera instancia). Antes de ello, ya había tenido contacto con la organización para ser pacemaker allí, pero un evento «tan pequeño» no disponía de liebres de 3h, siendo la de 3h45 la más rápida. Descartando otro trabajo de guía, sin duda, aun sabiendo lo que iba a tener en el mes anterior, mi objetivo iba a ser intentar subir al cajón. Los 5 maratones en el mes de octubre (más el triple de Oslo y 30k de Ferrara dos semanas antes) además de darme una potencia extra en mis piernas, también estaban pidiendo un poco de tregua, y sólo se las di el primer domingo del mes, ya que el 12 de noviembre corrí mi primera Behobia-SS. Allí, en tierras vascas, cogí frio en la carrera y estuve enfermo toda la semana, por lo que todo lo bien que «había descansado» para Larnaca se iba a ir al garrete por un resfriado. Igualmente, no dejo de entrenar y ponerme a punto para el día L, aunque la mucosidad no me permiten realizar entrenamientos de calidad como a mí me hubiera gustado.

El sábado, tras una mañana de turismo por la cuidad, previamente habiendo hecho la típica activación, me dirijo a la Expo.

Expo muy pequeña, extremadamente pequeña diría yo. Bien organizada y con voluntarios con una bonita sonrisa para darte la bolsa de corredor en la que no hay más que la camiseta del evento, un gel y tu dorsal. El mío el 4002. Tras la Feria, más turismo y a descansar.

Tan sólo 6 ediciones de este evento, pero saben hacer bien las cosas. Una web muy bien definida y explicada, e-mails continuos con información de todo lo que se iba a celebrar durante el domingo, excelentes feedbacks por RRSS. Un 10 !!


El día L ha llegado. La carrera comienza a las 7 de la mañana, por lo que mi despertador suena a unas endemoniadas 4:45 para desayunar y hacer bien la digestión. Mi hotel está a 80 metros del boulebard (salida), en donde nos concentraremos todos los protagonistas para disfrutar de una bonita mañana. El alba a través del Mediterráneo es maravilloso, y deja una estampa preciosa. El día comienza bien. Los corredores van llegando y sin amontonarse nos colocamos tras el arco de salida.

Salida puntual, para dirigirnos unos 15 corredores durante los primeros cientos de metros por el malecón. Pronto esos 15 nos quedamos 6, y sin llegar al primer kilómetro decido liderar el grupo y marcar el ritmo. La temperatura es de 16 grados con una humedad altísima ya que habían habido tormentas eléctricas esa noche. La decisión de ponerme en cabeza no es otra que la de tener confianza en mí mismo desde el primer metro. La estrategia está en mi cabeza, y solamente yo la sé. Me pongo serio, y voy a mi ritmo cómodo durante los primeros kilómetros, pasando el primer 5000 en 18:10 (3’38/km). El grupo va pegado a mi, y soy consciente de que se están aprovechando del rebufo, por lo que me dejo caer para que ellos se alimenten también un poco del aire que hay. Si algo llevo bien aprendido a esta carrera es mi estrategia de suplementación; por primera vez, no se me ha olvidado nada en casa; pastillas de sal, geles y maltodextrina para aportarme todo lo que voy a gastar.

En el kilómetro 8, exactamente a la primera media hora de carrera, tomo mi primera pastilla de sal y ésta se me queda atravesada en la garganta, la cual, tras dos arcadas hacen que vomite. La carera cambia. Mi carrera da un giro de 180 grados. El esfuerzo deja a mi estómago tocado, y siendo consciente de que faltan 34 largos kilómetros, tomo la sabía decisión de disfrutar de la carrera. Bajo el ritmo, doy la vuelta al reloj en sentido literal y dejo a un lado la idea principal de conquistar tierras chipriotas. No sé si por rabia o por dolor estomacal, pero la frustración me hace llorar. El grupo perseguidor me va adelantando y sólo pienso en las, al menos, dos interminables horas que me quedan por delante para colgarme (o no) la ansiada medalla finisher. Igualmente, mi paso por la media maratón es de 1:21:13 (3’51/km). Tras un bonito recorrido por las amplias avenidas de la zona norte y centro de la cuidad, nos alejamos de ésta para correr por el hermoso malecón. Esa parte alejada del Mediterráneo, el Sol alzándose cada vez más, los tonos rosáceos del cielo, los reflejos en el agua, hacen que por momentos me olvide de lo que había pasado poco antes.

El kilómetro 24 es especial; llegamos al punto en el que dejamos de ver la masa de agua del mar, para divisar el Lago de Larnaca, lleno de flamencos y con una estampa digna de miles de instantáneas.

6th Radisson Blu Larnaka International Marathon, Larnaka Cyprus, 19/11/2023. © 2023 Nassos Triantafyllou

Estamos cercanos al aeropuerto, y es la única zona en la que el recorrido no es llano. Una tendida subida de unos 4 kilómetros nos ponen en nuestro sitio si queremos mantener ritmo, pero yo no dudo en parar en los avituallamientos para no forzar la posibilidad de atragantarme de nuevo con mis dosis. Por cierto, los puntos de hidratación, perfectos; con voluntarios amables, mesas llenas de botellas de agua, vasos con isotónico y fruta cortada. A la altura en la que volvemos a divisar el lago, empiezo a doblar a corredores de la media maratón. El calor aunque no es importante, empieza a hacer mella. Mi deshidratación es severa tras haber tenido el percance al comienzo de la carrera, pero la ingesta de mi suplementación hacen que no pierda demasiado el compás. Siguen adelantándome, pero ya estoy cerca de la línea de meta. Volvemos a recorrer la orilla de la playa. Entramos en la ciudad, hay movimiento, los espectadores no dejan de animar a todos los participantes. Oigo a un maratoniano que me pisa los talones, giro mi cabeza, lo veo, y me digo que ahora ya no me va a adelantar nadie más. Cojo ritmo de 4’/km durante los últimos dos kilómetros para con una sonrisa de oreja a oreja, y extremadamente feliz, entrar en meta con un tiempo oficial de 2:54:13 y un 14º puesto absoluto en una mañana que podía haber sido especial por subir al cajón, pero todo cambió y fue especial, porque también se puede disfrutar de 42k cuando haces las cosas con cabeza.

Me he puesto en línea de salida en maratoniana 54 ocasiones, y he traspasado la línea de meta en las mismas 54. Eso es realmente lo que cuenta. No haber abandonado nunca hasta ahora, me hace un poco mas afortunado si eso depende de la suerte, y me hace un poco más grande si eso depende de mi esfuerzo y dedicación.

Mi maratón número 17 del presente año tiene un sabor especial. He sabido gestionar una mala fortuna y convertirla en un disfrute continuo paisajístico, cultural y emocional.

Volveré a Chipre a correr, no sé cuándo, ni siquiera si será Larnaca, pero me esperan los otros 3 maratones del país: Limassol, Pafos y Nicosia.

Tras el maratón, vuelo a Atenas para hacer una escala larga y conocer la cuidad tanto nocturna como diurna, yendo a la Acrópolis y el Estadio Olímpico de Panathinaikos, la cuna de la distancia reina; al medio día vuelo a Madrid haciendo escala en Albania, para de nuevo ahorrarme un buen pico. (54€ en vez de 140)

Agradecer a la LevelUpSuplementación por el trabajo que desempeña, a Absotec por su apoyo, y a quienes como siempre están pendientes y expectantes de todo lo que hago. Seguiré disfrutando de mi forma de vida mientras «corro para viajar y viajo para correr» porque sencillamente es lo que me hace feliz y a nadie hago daño.

Próximo evento maratoniano: 26 de noviembre como pacer 2h45 en San Sebastián.

SALUD & KMS