CERRAR EL AÑO EN PISA ES LEY !!!

Cerrar el año en Pisa es ley desde 2019. Maratona di Pisa fue mi primer trabajo en Italia; a Marco Mannuci, lo conocí en el maratón de Oporto 2019 y él como coordinador, no dudo en ofrecerme un trabajito de las 3h en la Toscana un mes después. No habría imaginado en tres vidas, lo que en ese 15 de diciembre del 2019 se iba a empezar a forjar. Desde entonces, no he faltado a la cita del «último» 42k de Europa.

Por lo tanto, la explicación de ir a Pisa año tras año, es sencilla: la amistad. Lo que me aporta Pisa es emocionalmente superior. Por supuesto el maratón también tiene mucho peso, pero en mi caso, es más lo sentimental a lo deportivo.

Mi viaje comienza el viernes en un vuelo de última hora (52€ ida y vuelta), para presentarme en el aeropuerto de Galileo Galilei sobre las 23:00. De allí, en taxi al hotel, que por primera vez en bastante tiempo, un error por su lejanía a todo. Cada vez que voy a Pisa, aprovecho para conocer un trozo más de la región de la Toscana, y esta vez tocaba Siena. Por ello, el sábado, tras un buen madrugón para dejar hecha la activación pre-maratón, prendo un tren de 1h45 para hacer turismo por esa maravillosa ciudad de la » plaza del Campo»

A media tarde, vuelta a Pisa para asistir al breafind con mis compañeros, tanto italianos, como amigos de otras partes del continente, en la inexistente Expo a escasos metros de la Plaza del Milagro. Entrega de dorsal y camiseta, y ya. Triste, la verdad, pero acostumbrado. Tras un paseo por los aledaños de La Torre, Saioa y yo, que de nuevo correrá La Pisanina, nos vamos al hotel a descansar.

El día P ha llegado. Tenemos cita a las 7:30 de la mañana en la Plaza del Milagro. Todos los pacers, tanto del maratón como de la media maratón, nos vamos preparando con nuestros globos, no sin antes habernos saludado, abrazado y besado tantas veces como han sido necesarias. Las fotos con el alba predominan a nuestras espaldas, y tras una primera foto oficial, nos vamos a por la segunda en el arco de salida. Una vez se va acercando la hora de salida, nos vamos colocando en nuestras posiciones. Este año, de nuevo comparto menester con mis compañeros de baile Marc y Andrea, y un nuevo fichaje, Antonio. También de nuevo, este año me premian con ser el capo pacer del grupo, ese que dirige el equipo. Mi cuarta vuelta, hacen que tenga una experiencia muy necesaria en este recorrido en lo que a nuestro trabajo se refiere.

La salida, igual que la de años anteriores: muy emocionante. Mi gran amigo Stefano, speaker de tantos eventos italianos, y que siempre me coloca el micrófono bajo mi boca, dice sus últimas palabras antes de que empiece a sonar el «himno» del maratón: «All want for Christmas is you» de Maria Carey. Pistoletazo y se pone en marcha mi 57º maratón !!!

La salida, limpia, y sin altercados, algo que no venía sucediendo en las primeras filas en años anteriores ya que los 21k y 42k salimos a la vez. En seguida, el cuarteto de liebres nos ponemos manos a la obra con nuestro trabajo. Los primeros 6 kilómetros son por la cuidad, bordeando el rio Arno y recogiendo bonitas estampas del amanecer. La mañana había salido fresca, realmente bastante fresca, 2 grados, pero cero viento. Cierto es que en las sombras sí que se notaba el frío, pero era muy llevadero pues el Sol nos ayudaba mantener la temperatura corporal. Nos alejamos de la cuidad en búsqueda del Mediterráneo, pero antes pasamos por el barrio de La Vettola, y el pequeño pueblo de San Piero a Grado. La animación es escasa. ¿¡ lo raro es que la hubiese?! El grupo es grande, más que otros años, y los corredores de la media maratón se desvían con un giro de casi 180º a la derecha. Me despido de Pepe Minicci, gran amigo y liebre de 1h30 de la media. Kilómetro 13 y nos quedamos los maratonianos. Los avituallamientos están siendo correctos en cuanto a tamaño, pero los voluntarios vuelven a usar sus propias pautas, por lo que opto por coger los vasos yo mismo de las mesas, ya que ellos pretenden aportar a todo el grupo con agua, sosteniendo sólo un vaso. En fin. Los parciales están siendo perfectos. Tras pasar el espeso bosque del kilómetro 16 y que nuestros relojes se vuelvan locos (todo estaba controlado), damos la curva a la derecha para avistar el mar. Somos los dueños de la carretera que une Livorno con Marina di Pisa durante los próximos kilómetros. Entre todos ellos, el de la media maratón, que lo pasamos en unos precisos 1h29’28». Tras disfrutar de estos miles de metros con vistas al mar, y atravesada Marina di Pisa, enfilamos de nuevo el rio Arno aguas arriba, para que sin dar un sólo giro, volver a la cuidad.

Aquí, la organización no avisa de lo que años anteriores ocurría ya, y es que los carteles de los puntos kilométricos, están puestos casi casi al azar. Mal medidos, mal posicionados. ¡¿Si algo se sabe, por qué no se corrige de un año para otro !? El grupo se ha roto un poco a partir del 33, y entre los que nos acompañan hay buenas y malas caras. Insisto a mis pacers de ir subiendo y bajando del grupo, animando y concienciando a los corredores de lo que nos queda. El trabajo es inmejorable, y metro tras metro, la gloria está al alcance de todos. Parte de nuestros acompañantes se han adelantado tras nuestras indicaciones con la única premisa de que nos vean en meta. Entramos en la cuidad de nuevo. Cruzamos el rio por el Puente de la Cittatela y para disfrutar del último kilómetro. La Torre de ve al fondo, curva a la izquierda, nos agarramos las manos, y brazos en alto entramos en meta en un tiempo oficial de 2h59’23». Abrazos, emociones, llantos, enhorabuenas, nos abordan. Un trabajo perfecto para un día perfecto, y es que cuando corrí en Chicago en 2022, dije que muy posiblemente mi primer intento sub2h30 sería en Pisa, pero con la gran cantidad de maratones de esté año, lo pospuse. Había salido el día perfecto para haberlo hecho, pero de la misma manera que salió el día perfecto para volver a hacer lo que me más me gusta: ser liebre.

Tras el maratón y sus fotos pertinentes, comida donde otros años, y ducha en el lejano hotel, para volver a la cuidad y disfrutar de una tarde muy agradable con amigos ingleses. Vuelo de vuelta el lunes a media mañana.

Con Pisa, pongo fin a un año absolutamente brutal. Lo comenzaba corriendo el primer maratón del año en el mundo, con el pistoletazo de salida en el primer segundo del año, en Zúrich, seguía con Miami, Malta, Bolonia, Roma Bratislava, Londres, Helsinki, Luxemburgo, Caen, Oslo, Kosice, Eindhoven, Ámsterdam, Venecia, Aquilea, Larnaka, San Sebastián y Valencia, para hacer un total de 20 maratones; al que hay que sumar 3 medias maratones, 3 ultra maratones y un 30k. Un año deportivo muy completo e intenso, pero sobre todo emocionante y satisfactorio. Las lesiones no es que hayan respetado, sino que todas las molestias las he cogido a tiempo.

En esta ocasión, doy las gracias de todo corazón a los Marcos, tanto a Manunni como Bonamigo, por contar conmigo una vez más, y en aspectos generales a LevelUpSuplementacion por la gestión de energías y Absotec por su permanente presencia en todos y cada uno de mis viajes, a Saioa por estar de nuevo a mi lado en una nueva andadura por el mundo, y a todos y cada uno de los que están atentos a mis aventuras maratonianas. GRACIAS !!!!

Próximo maratón: NEUJAHSMARATHON. De nuevo corro el maratón de año nuevo en Zúrich, con el gran honor de que la medalla la he diseñado yo, y todos los finishers de la prueba tendrán una. Emocionado, en este caso, es poco.

PISA, Ci vendiamo a 2024 !!!

SALUD & KMS