EL SUEÑO NO SOÑADO: PACER PERSONAL DE RICHARD WHITEHEAD, CAMPEÓN PARALÍMPICO !!!
Esta crónica estará enfocada a la emoción de la experiencia vivida y no tanto al evento; es para ello !!
Permitídmelo, por favor !!!
Desde el año pasado, sabía que repetiría mi labor de pacer 3h en el maratón de Milán. La exactitud en 2024 de 3:00:00 en el maratón me daba pase directo para volver a la cuidad de Milán. Todo estaba en orden bajo las indicaciones del capo pacer, pero a falta de 10 días recibo un mensaje conmovedor: «estarías dispuesto a ser pacer personal de un campeón paralímpico?!» Cómo ?! En ese mismo momento pensé que lo que estaba leyendo no podía ser cierto pero empecé a atar cabos: sólo dos semanas antes había sido pacer 2h50 en Roma; nuestro área post maratón estaba justo en la meta, una zona reservada para el ejercito que en Roma fuimos pacers. A esa zona, mientras yo estaba con mi emoción post carrera entró Richard Whitehead y se sentó a mi lado para descansar. Tener al lado a un tipo como él impone, y mucho, y yo simplemente le felicité. Él me preguntó por mi maratón, y le contesté que había sido pacer 2h50. Le enseñé los parciales y mi tiempo final y me miró de arriba a abajo. Todo quedó más o menos ahí. Pero, ¡¿quién es Richard Whitehead?!

Richard Whitehead, resumiendo, es un atleta paralímpico ingles con una doble amputación congénita. Oro paralímpico en Rio de Janeiro 2016 en 200m y platas en Tokio y Londres. Posee el récord del mundo en maratón en su rango y además es fundador de la asociación que lleva su nombre para ayudar a personas con su misma «discapacidad». Es decir: ÚNICO Y EJEMPLAR !!!
El plan de Milán había cambiado por completo; de ser de nuevo pacer 3h a ser pacer personal de un oro paralímpico. La emoción de los días previos al viaje era máxima, sólo similar a cuando fui pacer del segundo grupo femenino de la élite en el maratón de Roma 2021. En el mensaje de la noticia, dejaba bien claro que el tiempo estimado de finalización serían 2h50, por lo que realmente no estaba tan preocupado de no poder conseguir el propósito, aunque eso daría un giro el sábado pre maratón.
Mi quincena previa al evento, con los nervios que hacía mucho tiempo que no tenía, había sido bastante suave en cuanto a entrenamientos haciendo el sábado intermedio una media maratón como liebre de 1h20. Quería cuidarme para el evento, probablemente del año, y casi de mi vida, así que poca carga y buena alimentación y descanso.
Mi viaje es exprés. Como últimamente mi visita a Italia será de ida el sábado y vuelta el domingo. Aterrizo en Milán sobre las 11:30, y voy directamente a la Expo, a la que llego a las 13h, como, y entro al Mico Convención. Recojo mi dorsal y me explayo en el recinto, saludando a tanta gente como de costumbre. A las 17h tengo la presentación con Richard y guardamos otro primer contacto. Una hora de nervios, que fueron fraguando poco a poco dada la cercanía que demuestra esta magnifica persona. Ahora, el plan de mañana no son 2h50, sino ritmo para acabar sobre 2h57. Perfecto. Tras este largo y maravilloso día, marcho al hotel a cenar y descansar, mañana será un gran día.



El día M ha llegado. Desayuno a eso de las 5:15 y nos vamos a nuestro área de pacers junto a la plaza del Duomo. Richard ya está calentando y me acerco a él. Un briefing técnico de última hora que me deja las cosas muy claras: ritmo de finalización para las 2h57 (paso de 4’05/4’10) y él sobre el kilómetro 34 se despegará para entrar en meta. Siempre dándole el avituallamiento, sus geles y no permitiendo que absolutamente nadie se meta entre nosotros.
La temperatura a las 8 de la mañana es bastante alta, se prevé calor y bastante viento, y eso, obviamente me preocupa bastante. La hora se va acercando y nos colocamos en el cajón de la élite en el que saldremos 5 minutos antes que el resto de los 10000 participantes. Richard, Gianluca y yo, tras todos los profesionales esperamos las 8:30 con ganas.
Pistoletazo de salida y comienza mi maratón número 94, pero estoy centrado en el maratón de «el sueño no soñado»; la verdad que el número no lo tengo en cuenta. La élite se aleja mientras los primeros metros son lo que son: pura emoción, puro nervio, puro compromiso de coger rápidamente la dinámica de mi posición respecto a él.



La primera parte del recorrido, quizá sobre los tres primeros kilómetros son terribles en cuanto a los adoquines. Inestables, irregulares y llenos de las vías del tranvía; yo sólo pensaba en él, y en cómo sortearía todo ese meollo. La calle es nuestra. Hay algún interesado en la carrera ya esperando a los suyos o simplemente espectadores que quieren coger sitio, y en cuanto ven al protagonista, le ovacionan. En el momento de entrar en «calles normales», suspiramos los tres y continuamos al paso establecido. El barrido que Richard hace al correr es de prestar mucha atención, pero rápidamente tomo la medida de mi posición, dejándole pasar cuando hay curvas. Verle es una delicatesen e intento centrarme en mi trabajo. Sobre el décimo kilómetro comienzan a adelantarnos esos primeros corredores y comienza nuestro verdadero menester. Nadie se puede meter entre nosotros. La gente es consciente de la situación y respeta al 100%.
La temperatura ha subido, y yo que nunca me hecho agua por el cuerpo cuando corro, tengo que hacerlo, intentando con ello bajar un poco los grados de al menos mi cuello y mis piernas. Seguimos a ritmo, pero ahora hay más gente en las calles y con ello más ánimos. Teniendo en cuenta que a Richard le conocen todos los asistentes, los ánimos son infinitos y él, emocionado, cada vez que se juntan una docena de espectadores aplaudiendo, un golpe de emoción le hace dar alguna zancada y ponerse a un ritmo violento para mí. Hablo de cambios de ritmos de 4’05 a 3’30 en 5 zancadas, y eso no es bueno del todo para mí. De hecho, comienzo a fatigarme. Es el kilometro 18 y ya estoy pensando en que si es así durante los 42k un servidor no va a aguantar.
Los kilómetros van cayendo y aunque feliz por lo que estoy viviendo, me noto cansado, deshidratado y en cierto modo preocupado. El paso de la media maratón es exactamente lo que buscábamos: 1h27’10» y seguimos paseando por las hermosas calles de Milán. Hacía el kilómetro 30 comienzo a sentirme mal. El calor, y un ligero corte de digestión por mojarme la zona abdominal, hacen que comience a dolerme la tripa y lucho con el cinturón para aflojármelo para aliviar el dolor. Lo consigo y continúo. Las cuestas de los distintos pasos a nivel me machacan, y es que Whitehead sube más rápido que llanea. Eso me acaba de fundir, y en el kilómetro 32 decido tomarme un respiro parando 50 segundos.
Una vez recuperado el aliento, calculo. Calculo que si ellos mantienen el ritmo (suposición) y yo recupero 10 segundos en cada kilómetro los volvería a coger sobre el kilómetro 41. Fueron 3 los parciales que a ritmo de 3’45 me pusieron contra las cuerdas antes de volver a parar y continuar a un paso mucho más tranquilo.
Mi labor como pacer personal había sido correcta y perfecta, y ciertamente me hubiera encantado entrar con él en meta pero no pudo ser…o sí?!

Tras mis kilómetros en solitario, y con los ánimos de los espectadores y viandantes, voy acercándome a la gloriosa plaza del Duomo de Milán. El arco de meta lo veo a lo lejos, y renqueante pero con la cabeza bien alta, sonriendo como siempre, feliz, emocionado y muy satisfecho miro al fondo y allí me están esperando 15 metros antes de línea de meta. Gianluca, Richard y yo, nos cogemos de las manos, las alzamos y traspasamos mi maratón de «el sueño no soñado» con un tiempo oficial de 2h58’14». Un detalle que al prender su mano me hace romper a llorar de emoción. Le abrazo, de agradezco todo y caigo al suelo exhausto del esfuerzo de la mañana. Tras una buena hidratación recupero todo el malestar y disfruto del momento vivido, porque sinceramente, no todos los días soy el soporte en un maratón de un oro paralímpico y récord del mundo.

- 2º maratón en Milán
- 26º maratón en Italia
- 53º maratón como pacer
- 94º maratón en total
- 82º maratón sub3
Agradezco como pocas veces a Richard por acordarse de mí tras el maratón de Roma y quererme en su equipo, a la dirección de Milán por facilitarme todo para esta gesta, a mis compañeros Gianluca y el espontaneo Benjamín por esa gran labor que hemos hecho juntos, a todos los amigos y pacers que nos hemos reunido en este fin de semana y a los que desde vuestras casas disfrutáis de esta dedicación que tengo con el maratón.
Gracias a la vida por premiarme con algo tan único y tan especial.


Como bien dice la medalla: YOUR STORIE. La mía ha sido así de mágica !!
Próximo maratón: 13 de abril, maratón del Campeonato Europeo de Atletismo en Bruselas.
LARGA VIDA AL PACER. SALUD & KMS