UN CAMBIO DE PLANES CON SABOR A VICTORIA Y RÉCORD DE LA PRUEBA !!!
Un cambio de planes con sabor a victoria y récord de la prueba porque realmente no debería de haber corrido en Mem Martins. Para poner en situación, comento:
Iba a ser pacer en Praga el domingo 4 de mayo. Todo está calculado para correr mi maratón número 100 el 8 de junio desde hace meses, y cualquier contratiempo podría ser negativo para mi centenario. El caso es que iba a ser mi tercera vez en Praga, el maratón coincide con un puente laboral y los vuelos estaban perfectamente prohibitivos. Pedí ayuda a la organización para que al menos «colaboraran» con el hotel, y directamente pasaron del tema. De nuevo, con este apunte, recuerdo que a excepción de las inscripciones cuando soy pacer, todos y absolutamente todos los gastos salen de mi bolsillo. Pagar, o mejor dicho, pretender pagar en torno a 550€ por un vuelo de vuelta el domingo tras el maratón no entraba en mis planes, y por primera vez tenía que decir que no, a un evento en el que estaba INVITADO A VOLVER. Buscando opciones para ese mismo fin de semana o el siguiente (había un hueco) no había mucha oferta más que alguno por Alemania y Francia que no me llamaban la atención, Vitoria y Copenhague. El maratón de Mem Martins estaba oculto bajo un evento de ultra-fondo en el pueblo colindante a Sintra. El ultra-fondo de Mem Martins comprenden pruebas de 3, 12, 24 y 24 por equipos, además del protagonista: el maratón nocturno, que se realizan en un parque entre la línea de tren y carreteras.
Mi viaje hacia Lisboa comienza el viernes en un vuelo a última hora de la tarde, para llegar a las 22:30 hora local. El sábado por la mañana lo dedico a hacer turismo por Lisboa (20 kilómetros) para dejarme caer por el lugar del evento un par de horas antes de la salida.



El maratón comienza a las 19:00. Recojo mi dorsal e investigo un poco el recorrido. Para mi sorpresa, el trazado es un zig-zag por ese parque, con curvas realmente cerradas, un repecho de unos 20 metros por una pasarela de tablas de madera con tres escalones previos, una recta de unos 700 metros con giro de 180º y unos incomprensibles 80 metros de sendero atravesando un tramo de barbecho. A todo esto, hay que sumarle el que podría haber sido un problema pero que finalmente se resolvió: al ser un evento de ultr-fondo, los avituallamientos eran propios, es decir, los acompañantes de los corredores tenían montados sus mesas con todo lo necesario para sus pruebas; únicamente, había una zona común justo en el paso de control principal, con una garrafa de 10 litros de agua con un grifo en la que tenías que verter en tu vaso. Tras dar vueltas a la manera de solventar esto, y con la llamada del comodín, a falta de 20 minutos me voy a un supermercado a comprar botellas pequeñas de agua para ponerlas en el rincón de una mesa de los asistentes. «Puedes poner tus cosas ahí, aquí somos todos familia» me dijeron.



Me cambio rápidamente y nos vamos a la zona de salida. Somos pocos, y lógicamente ojeo las piernas de todos los presentes. Veo tres que intuyo que pueden correr rápido y los examino de arriba a abajo.
Cuando decidí apuntarme a este maratón, como siempre que no soy pacer, eché un vistazo a las clasificaciones de los años anteriores, y a decir verdad, antes de presentarme allí, contaba con al menos hacer pódium.
A la hora indicada, con 16 grados, 68% de humedad y un viento de 20km/h se da el pistoletazo de mi 97º maratón. Mi salida es como tenía que ser: alegre y controlando todo. Me pongo en cabeza desde el primer metro y con el asombro de los asistentes me voy alejando de todo el grupo. Entre curvas y curvas soy incapaz de hacerme con quienes vienen detrás si así fuese ya que quiero al menos dar una vuelta de reconocimiento. Cuando acaba la larga recta y doy el giro de 180º es el momento de ver quién y sobre todo dónde llega el segundo. Ni siquiera 50 metros y el primer parcial ha sonado en 3’42». «Ojo a éste» pensé. Las siguientes vueltas, exacatamente igual, ritmo alegre para cansar a mis oponentes. Una estrategia de carrera un poco suicida y quizá desafiante con toques prepotentes…pero yo fui a Mem Martins a ganar, las cosas como son, por eso pensé que haciendo cansar al principio a mis oponentes para sobre esforzarlos sería la mejor opción. A cada paso por el 180 reviso como está la distancia que nos separa, no al segundo, sino al tercero también, y afortunadamente para mí, va creciendo a medida que damos vueltas. Primeros 10k en 37’29» (3’45/km).
De lo que soy consciente y comienza a preocuparme, es de mi pulso. Aunque intento relajarme no lo consigo. Soy fiel a las 165ppm y eso no me gusta nada. Además, se me ha olvidado colocarme la tira nasal que uso desde hace unos meses que hace que entre más aire al respirar y por lo tanto mejore mi rendimiento (para más INRI soy colaborador de la marca – GUDSLIP – descuento de toda la web con mi código «YONKI»). Con esta preocupación, y con mucho tiempo de por medio para solucionar, noto que estoy con sudores fríos; cuando el viento está a favor rompo a sudar, y cuando lo tengo en contra me quedo bastante frío. Toco mi tripa y la tengo helada. El cinturon en donde llevo los dos geles que iré tomando si hacen falta me aprieta muchísimo, y cuando lo bajo un poco hasta la cadera noto mejoría. Tras un par de vueltas de sufrimiento, confirmo un corte de digestión. Hay tres baños juntos colocados en zona de meta, y muy conservador digo » a la siguiente vuelta paro», así un par de ellas hasta que no puedo más y me meto tras unos setos a evacuar. 1’20» de transición para seguir con lo mío. Efectivamente el problema era ese. Un maratón por la tarde, habiendo comido cosas que no debería como Pasteis de Belem, chocolate….(soy intolerante a la lactosa) y un arroz con gambones bien especiado (no las tolero) iban a fabricar una bomba en mi cuerpo cuyo desenlace acabo de contar. (Me he ahorrado detalles 🙂 ). El pulso ha bajado a lo normal (137ppm), y ya no tengo el frio de antes. Todo fluye. A cada vuelta, el sol va cayendo un poco y eso me hace desear volver otra vez en el siguiente para ver cuánto ha bajado. Retomo mi control hacía los demás. Aún habiendo invertido ese tiempo, sobre mis cálculos estoy en torno a 5 o 6 minutos al segundo.

Siempre es «lo mismo», vuelta tras vuelta atardeciendo, calculando mientras anochece, y buscando el momento de tomar la mejor de las decisiones: no desgastar lo más mínimo. Estaba esperando ese «click» para dejar de competir y ese fue el kilómetro 31 en el que imaginé que por mucho que el oponente más cercano diese gas, no me iba a coger. Así que bajé ritmo, y simplemente disfruté de lo que iba a venir poco después.
Ese poco después iban a hacer que en 2h56’15» parase el crono rompiendo la cinta publicitaria que distingue al ganador de la prueba de los demás. Vencedor absoluto con récord de la prueba rebajando en casi 15 minutos el anterior. La felicidad me inhunda y soy felicitado por todos los asistentes mientras agradezco sus aplausos.


Tras una ducha, entrega de premios y cena para poco después ir a descansar al hotel de Sintra.


Algunos datos:
- Maratón número 97
- Maratón número 10 del este año
- 4º maratón en Portugal
- 7º maratón como ganador absoluto
- 6 minutos de ventaja al segundo.
- Paso del 10k en 37:29 (3’45/km)
- Paso de la media maratón 1:21:24 (3’51/km)
- Paso del 30k 1:56:44 (3’53/km)
Para rematar el maravilloso fin de semana, entrenamiento el domingo por la mañana en Sintra pueblo con visita la Quinta da Regaleira después de 6 años, y más turismo por Lisboa.



Agradecer especialmente al trato recibido por parte de la organización que me han cuidado de maravilla, a todos los asistentes que a cada vuelta me animaban y aplaudían, porque cuando uno está sólo en un evento en que las familias, clubes y amigos son el pilar de la resistencia, se hace duro, y ellos se diron cuenta enseguida que no tenía a nadie, dandome calor. A los que desde casa estuvieron pendiente del «LIVE», y a todos los que me seguís semana tras semana en estas cosas que hago los domingos (o sábados).
MOITO OBRIGADO !!!


Próximos maratones: 17 y 18 de mayo, maratón de Helsinki como pacer 3h (+21k) y maratón de Riga. 2 maratones y medio en menos de 24 horas en dos países.
SALUD & KMS