SUBCAMPEÓN EN TIERRAS POLACAS !!!
Tengo especial amor por Polonia desde que fui por primera vez el año pasado. Estuve en tres ocasiones mientras conocía las ciudades de Cracovia, Lodz y Katowice a la vez que corría sus maratones; ¿o quizá fue al revés?
Independientemente del orden de los factores, el resultado es el mismo: pura felicidad; por lo que volver iba a ser cuestión de tiempo (más bien poco).
Cuadrar maratones en los meses de verano no es fácil, al no ser que viaje al norte de Europa. Muy probablemente se corra en sábado y entre otras cosas, no me puedo dar el lujo de gastar días de vacaciones (viernes) a cada maratón que voy, ni tampoco me puedo permitir pagar los billetes de avión al precio al que suben en estas fechas, pero…
—pero, «quien hizo la ley, hizo la trampa». Encuentro un maratón nocturno en Szczecin en la noche del sábado 19 de julio, ciudad polaca fronteriza con Alemania. Llegar al pequeño aeropuerto de Szczecin es caro (vuelo a Varsovia más vuelo interno) y los horarios no me cuadran, pero yendo a Berlín todo cambia con un poco de paciencia. Hay una ida el mismo sábado a las 5:55 de la mañana al que tengo que sumarle un autobús directo desde el aeropuerto alemán a la ciudad polaca. Todo absolutamente perfecto. Siendo el maratón por la noche, sólo sería cuestión de encontrar otro buen vuelo para volver el domingo. Finalmente con alguna que otra «estrategia», el vuelo de vuelta desde Berlín a Madrid (a Sevilla con escala en Madrid) me cuesta 110€ en vez de los 440€ Madrid a Berlín (directo-mismo avión que el anterior-). Con poco más de 200€ voy y vengo (sumando el coste Valladolid – Madrid – Valladolid). «Perfecto» para mi bolsillo -COMO SIEMPRE-.
Me presento en Szczecin a las 11:30, y tras hacer el checkin del hotel, me dirijo hasta la Expo. El recinto habilitado para la Feria del Corredor no es otro que el bonito estadio de fútbol del equipo de la ciudad. Una Expo más bien inexistente, con un solo stand con calcetines y suplementación todo revuelto.
Tras unas fotos con las gradas al fondo, abro la bolsa para ver lo que contiene y a decir verdad es muy completa. Obviamente, verme la cara en el único flyer que se reparte haciendo promoción del maratón de Slesia siendo la imagen del mismo, es una bonita sorpresa.



Tras este cómico momento, vuelvo a la ciudad para conocerla. Desde las iglesias ortodoxas, pasando por la catedral y las calles más comerciales hasta el extenso paseo a lo largo del rio Oder con las enormes e incontables grúas portuarias.
A este maratón voy sólo, y hasta el último momento también iba a estar sólo allí (sin conocer a nadie), pero en el último momento mi mejor amigo ruso, Konstantin, se ha animado y correrá también en Szczecin )(él hace 40 maratones al año).



El maratón comienza a las 23:00 y vamos juntos hasta el estadio dando un paseo. Allí mientras hacemos unas fotos, va llegando la hora. Me pongo en línea de salida y pistoletazo a la hora exacta.
Al mismo tiempo, los corredores del maratón y de la media maratón salimos del césped del estadio de fútbol. Yo, que estaba en la primera fila, me quedo un poco atrás tras una absurda salida al sprint de varios corredores. Es algo que sencillamente no entiendo, pero que veo carrera tras carrera. El caso es que ya fuera del estadio, sobre los primeros 500m, comienza a tomar forma todo. Los corredores del maratón tenemos dorsal color azul, y los de la media maratón rojo. No me he fijado demasiado en los de los que van delante de mí, pero intuyo en ese momento, (pasó), que los adelantaría tarde o temprano. Independientemente de este inciso, mantengo el mismo ritmo, quizá un poco elevado para mi estrategia, pero el perfil así lo pedía. Vamos bajando ligeramente, y los falsos llanos de momento no los noto. La ciudad está más bien vacía, pero el silencio cautiva. Lo que veo, oigo, y siento, hasta ahora me está gustando mucho.
En el tercer kilómetro, veo a un corredor de los 5 que tengo delante, que se deja caer un poco y se junta a mí. Saludo y me presento. Me pregunta (bien sabía él lo que estaba haciendo) que si corro el maratón, y le contesto que sí, obvio. Me dice que los 5 corredores que van delante son de la mitad del maratón, y justo ahí comienza su afán por sacarme información. Esa información, principalmente es saber mi marca personal y mi estado de forma; entonces le digo que esté tranquilo, que ese día corría mi maratón numero 16, pero que el 16 del presente año. Me mira, y le digo que no lucharé por la victoria si se da el caso ya que la semana anterior corrí uno y estaba algo cansado.



Sin quererlo, y mientras hablamos, pasamos el décimo kilómetro en 37:20 tras hacer subido una buena rampa de casi 2 kilómetros durante el 8º y 9º, cuando me dice que él se va a adelantar. Digo: Perfect guy !!!! Ahora simplemente tengo que hacer mi carrera, como había planeado: un paso y luego otro, disfrutando de la noche polaca de 20ºC y 80% de humedad.
El recorrido es precioso, destacando desde el 4º kilometro que enfilamos el rio, hasta el 8º que atravesamos la zona portuaria. Cuatro kilómetros por vuelta llenas de color, vestidas para la ocasión. Por un lado, la zona de feria, con la enorme noria y carruseles al otro lado del Oder, y por el otro, toda la zona industrial del puerto; uno de los puertos marítimos más grandes de Europa, con enormes grúas también vestidas de gala con luces verdes y moradas. Música y fuego en un barco y más música entre las gigantes naves siderúrgicas. Después, calles de la ciudad, carreteras de la misma, algún tramo de carril bici para completar la primera vuelta, no sin antes sufrir con otra gran rampa.

A lo lejos, sigo viendo el coche de cabeza de carrera con el tiempo en el techo. No me molesto demasiado en calcular exactamente lo que me sacan porque supongo que la cabeza de carrera es de la media maratón y no del completo. Igualmente, llego al estadio en 2ª posición de los 42k, cuando los 3 primeros corredores en cruzar la meta se estaban disputando la victoria por la mitad del maratón. O sea, entro 5º en una prueba en la que pasamos por la misma línea los de los 21 y los 42.
Salgo del estadio y para mi comienza en ese momento el maratón. Había perdido la bolsita con mis cápsulas de sal en el kilómetro 5 y estaba tirando con agua e isotónico de los puntos de avituallamiento. Muy cortos, pero eso a mi no me interfiere en absoluto. Tomo mi primer gel en el 30, justo antes de comenzar a subir la primera de las fuertes subidas, pero justo al acabar noto flaqueza en mi cuerpo. Muy probablemente la deshidratación por falta de ingesta de sales a las que ya he acostumbrado a mi cuerpo a tomar en estas pruebas, es la causante. Sigo, aunque esos dos kilómetros de subida que en la primera vuelta hice en 3’56 y 4’03, se han convertido en la segunda en 4’14 y 4’28. Eso para la cabeza no es bueno, y comienzo a correr por sensaciones mirando lo menos posible al reloj, y sí de reojo hacia atrás.
En una de las partes del recorrido, hay una especie de bucle sin llegar a serlo en la que vuelves a pasar por el mismo punto (lado contrario de la calle) habiendo recorrido más o menos unos 800m. No tenía a nadie detrás. sigo mirando de reojo desde entonces, hasta que de repente en el kilómetro 38, veo un corredor a una velocidad que no me cuadra en absoluto. Llevaba adelantando al menos durante más media hora corredores de la media maratón. Mi ritmo estaba siendo de entorno a 4’05/4’09, y sin previo aviso, tengo a un perseguidor a menos de 200m. Hoy no !!! -me dije-; dejo que se acerque un poco, sin bajar el ritmo demasiado, y cuando me tiene a 20 metros, meto un buen arreón, marcando el parcial del 39 en 3’42. Le he dejado bastante atrás, pero viene la subida matadora. Mis parciales del 40 y 41 son de 4’06 y 4’12 y le tengo a 50 metros. Deduzco por este momento que está muy fresco, pero claro, mi final no lo conoce. Veo el estadio y miro para atrás, entro al estadio y miro para atrás, piso el césped y miro para atrás mientras veo que me queda la mitad del perímetro del estadio para traspasar la meta. Cojo aire, y sacando fuerzas de quién sabe dónde, esprinto para que a ritmo de 3’22/km atravesar la línea de meta en segunda posición en un tiempo oficial de 2:44:52 (3 sendos por delante del tercero)
Feliz y bien jodido del esfuerzo, cojo aire a malas penas. Doy la enhorabuena al ganador y a mi archienemigo de los últimos kilómetros para caerme al suelo y ser atendido en el momento por los sanitarios. Simplemente necesitaba aire, sal y bajar pulsaciones. Diré que todo en orden y normal dada la situación.
¡¿Por qué el sprint final y el esfuerzo?!, pues porque el ganador, me comentó que había premio económico para los 3 primeros, y las cosas como son: me gusta el pódium, y alguna vez que otra subo a los cajones, pero subo a los cajones en los que no hay dinero y esta vez esa parte iba a cambiar, así que controlando mi propia integridad, iba a merecer la pena en esta ocasión el acabar reventado. Es lo que tiene costearme todo yo 😉
La medalla, me la colocaron en el mismo momento de acabar, pero el trofeo y demás se repartirían en una bonita ceremonia al día siguiente en un jaridin de la ciudad. Para recuperarme al 100%, espero a Konstantin, mientras charlo con dos buenas nuevas amistades polacas. Domingo de emociones en la ceremonia y tras un poco más de turismo, vuelta a casa de la manera que decía al comienzo de esta crónica.



Gracias a la organización por el trato y el cariño, gracias a Kostantin por ser tan buen amigo, a los nuevos polacos que han llegado para quedarse en mi corazón, y como siempre y casi a partes iguales, a quienes me seguís en mis maratones y os emocionáis tanto como yo, y a los inevitables haters que casi están más pendientes que los anteriores. GRACIAS !!!

Próximo maratón: Two Tunels Marathon (Bath UK) el 17 de agosto
SALUD & KMS