El objetivo que me puse después de acabar en 2h46’14» en Málaga 2018, sabiendo que podía dar un poco más, fue quizá exageradamente exagerado para un simple corredor popular al que le gusta sufrir en cada carrera «de casa» y lo da todo siempre, pero me hice un par de preguntas: ¿¡ dónde está mi límite?!, ¿! hasta dónde puedo llegar?! Bajar de 2h40′ en los 42195 metros que separan salida y meta supone haber entrenado como nunca lo había hecho, tener unos cojones como de El Caballo de Espartero y también estar un poco loco (ser un «yonki del running», ayuda bastante. 🙂 …así que objetivo propuesto. Lo demás estaba por llegar. Después de un año repleto de maratones: Murcia, Castellón, Vigo, Hamburgo y Copenhague, empezaba a preparar con un exigente entrenamiento de 16 semanas está difícil propuesta, compaginándola con el trabajo y su turno antiestrés, vacaciones en levante y demás «inconvenientes diarios». Llego en un estado de forma inmejorable y con ganas de correr con cabeza, haciendo un examen de diez, después de tantas prácticas; ahora sólo falta que salga un buen día, pues las previsiones meteorológicas no ayudar demasiado ya que dan bastante viento. Por
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