Han pasado ya 15 semanas desde que empezara a preparar el objetivo del año; la verdad es que no sé si rápido o no, pero sí que he sufrido muchísimo durante todo este tiempo, y es que entrenar un maratón en verano es jodidamente duro. Intentar lo que yo pretendo, hay que reconocer que no está al alcance de muchos corredores populares; no obstante aquí estoy para al menos no decir en un futuro que una vez lo dije y me eché atrás.
Parar el crono en 2h39’59» supone correr a un ritmo medio durante toda la carrera de 3’47″/km; ritmos que ni en mis mejores sueños hace 3 años cuando empecé a echar alguna carrera con el tabaco en, el bolsillo, pensaba que podría correr ni siquiera un mísero kilómetro. Para ello estás últimas semanas he puesto la máquina al límite, haciendo progresivos de 30km, series de 1000m a 3’25/km…semanas de más de 100kms..además de entrenar dos semanas en levante, y que mis turnos en el trabajo me obligan a salir a media tarde con 35/40 grados.
La previsión de tiempo para Berlín el día de la carrera, hasta ayer, era de mucha lluvia y un viento «huracanado» con ráfagas de 57km/h. Afortunadamente hoy, parece que empieza a preveer cambio y, aunque sí va a llover -de momento- el viento ha bajado prácticamente a la mitad de lo que decían. Sería una grandísima faena que el domingo amanecerá en la capital germana con mal tiempo. Todo el trabajo y sufrimiento del verano, se iría a la puta en cuestión de menos de 1 minuto.