Como venía haciendo habitualmente, la crónica de la carrera a trasladar, la relato el día posterior; en frío, y «sin tantas emociones» aglomeradas.
Marcaban 12 grados a las 6 de la mañana en tierras pucelanas, al igual que en tierras vecinas, aquellos que siempre decimos que se dejan la puerta abierta en los meses de invierno (y en los demás también), aunque en Palencia la sensación térmica era algo distinta. Más fría.
Víctor pasaría por mi casa a las 7, y así fue. Poníamos rumbo a la cuidad de «La Bella Desconocida» cerca de la plaza mayor, que es el punto donde quise que estuviera la línea imaginaria de salida. A las 7:30 comienzo a calentar brevemente para no quedarme más frío de lo que estoy, y a menos veinte comenzaba la tirada más larga a la que me había enfrentado nunca.
Los primeros 3kms, hasta que salimos al canal los hago más alegres de lo que me había pronosticado, ya que son por la ciudad y parte de carril bici; a priori más rápidos que rodar por el camino. No pensé que no bajaría ese ritmo hasta llegar a mi ciudad.
Iban cayendo los kilómetros de uno en uno, como siempre, parando el crono imaginario de los 10k en 41’40, y la media maratón en 1h28’38». Por lo tanto, en teoría, pasaría el maratón en sub3h. Exactamente en 2h55’25», un crono más que envidiable para la mayoría de los corredores populares. A partir de ahí, y ya en mi zona más común de entrenamiento (muy cerca de casa), empieza lo serio: 8 kilómetros a los que nunca había encarado. Costaban pero los iba descontando y entrando en la ciudad, cometo varias infracciones para llegar lo más directo posible a la plaza mayor, en donde pensé que los últimos metros los haría dando vueltas por los soportales si fuera necesario, simplemente por el hecho de correr 50k exactamente.
El Conde Ansúrez me dio la bienvenida como predije el día anterior. Víctor me colgó la medalla conmemorativa para el evento y mi cansancio devastador me supo a una victoria en toda regla, pues había completado 50k en un tiempo mágico de 3h28’40. Un tiempo a recordar y vacilar.
De nuevo, tengo que agradecer la gran labor de mi amigo Víctor, quien ha portado mi avituallamiento líquido durante toda la carrera. Sin su ayuda no podría haber completado el reto. Mil gracias!!
De una carrera sale otra carrera, y con ello quiero decir que, por qué no puede en años posteriores celebrarse un ultramaraton desde Palencia a Valladolid con sus exactamente 50k que separa las dos plazas mayores?!?!? «ULTRAMARATÓN ENTREPLAZAS»