Una frase típica en mí, por suerte es, » si de una boda sale otra boda, de un maratón sale otro». Exactamente no sé cuándo fue, pero haciendo memoria, me cuadra que fue en el maravilloso viaje a Róterdam en el pasado mes de mayo cuando me invitaron a ser liebre en la ciudad de los canales y las góndolas. No lo pensé mucho, como siempre. Un 23 de octubre, después de haber corrido en Chicago sería la siguiente ciudad a recorrer. Desde ese día en el que me propusieron esta bonita experiencia entré a formar parte del grupo de pacers; mucho tiempo aún para hacer de Venice Marathon,  una excelente organización de liebres.

Había recuperado extraordinariamente bien mi hazaña en Chicago con ese 2h32´05″, y las dos semanas exactas que separan un maratón del otro, lo dediqué a hacer un pequeño mantenimiento con un par de entrenamientos de calidad. Mis cuerpo y mente estaban listas para cruzar la meta de mi 33 maratón, decimo primero del año. 

Tras una semana laboral dura, el viernes, con un turno de tarde, descanso más bien poco para el sábado madrugar bastante, hacer la activación en Valladolid antes de salir hacia Madrid y posteriormente a Venecia. Llegada al aeropuerto de Marco Polo a eso de las 16:30, allí me recogen con el coche oficial y me llevan directamente a la Feria de Corredor, sita en el Parque San Giulano, en Mestre. Expo llena de reencuentros con mis buenos amigos italianos, presentación de liebres oficial y recorrido por los distintos stands además de la entrega de material para el día siguiente. Hotel cena y a descansar.

El dia V, se presenta con una buena logística, ya que Venice Marathon es lineal. La línea de salida se sitúa en una villa llamada Stra. Desayuno a las 5:30 de la mañana y rumbo al mencionado pueblo. Allí, tenemos habilitado un hangar para que los casi 200 pacers de las tres distancias (maratón, media maratón y 10k) podamos descansar antes de marcar los ritmos y nos coloquemos los «parlanchinos» de colores con nuestro tiempo adjudicado. Yo, como de costumbre, el tiempo más rápido a cubrir puesto por la organización. Fotos y más fotos para el recuerdo, así como la de todo el grupo. Sobre las 9 de la mañana, caminamos ese kilómetro que tenemos desde nuestra zona, hasta la salida. La marea de corredores se hace notar, y todas las miradas se centran en nosotros. Somos parte del evento, por decirlo de alguna manera, en ese tiempo somos protagonistas al menos de ese paseillo que hacemos. Una vez en nuestro sitio, nos empiezan a preguntar por las estrategias. Esta vez, es clara: ritmos exactos a cada paso kilométrico. 

Pistoletazo de salida: sale la élite y nosotros detrás, mis compañeros de marcaje vamos sobre lo establecido, sin envalentonarnos en los primeros metros. Leo y Marc son muy profesionales en el menester y eso hace reclutar a un buen grupo de corredores con la esperanza del sub2h50. La carrera discurre por carreteras que apriori pensaba que iban a estar completamente vacías de espectadores, pero al atravesar diversos pueblos, no es así. La gente anima a todos los corredores, aunque no sean «los suyos». Marc, encabeza el grupo, animando y dando consejos de hidratación sin descanso. Yo, como siempre, cuando se acerca el puesto de hidratación, me adelanto y cojo todas las botellas que puedo para repartirlas a quienes no pudieron cogerlas. Me mantengo a la par de Leo y nuestro grupo empieza a hacer la goma pronto. La temperatura es muy agradable, pero huele a que subirá rápidamente. No me equivoco. Pasamos los 10000 y la media maratón exactamente en lo que nos pedían, con un ritmo continuo de 4´01/km. (40:15 y 1:25:02). El grupo empieza a disolverse. Pronto!! Ya estamos cerca de Mestre, estamos en el kilómetro 30, algún repecho, rompe la incesable planitud del recorrido, y lo poco que perdemos subiendo, lo recuperamos rápidamente. Cruzado Mestre y el parque donde estaba la Expo, enfilamos el largo puente de 4 kilómetros que une la península con Venecia. Estamos solos Marc, le digo a mi gran amigo barcelonés. Leo había roto en el 22 por un problema en los isquios, y el grupo directamente había desaparecido. Vamos adelantando a corredores a los que el calor les estaba pasando una mala partida. Nuestro trabajo se basa en guiar a nuestro grupo hasta el tiempo estimado, pero ya no había grupo, por lo que sólo nos queda cumplir con el tiempo disfrutando, ahora sí, en la bellísima ciudad de Venecia. La verdad es que no hay palabras exactas para describir lo que es correr por las viejas aceras que bordean el gran Canal de San Giorgo, cruzar por un puente habilitado para la ocasión por el Canal Grande, y adentrarse por la majestuosa Plaza de San Marco, haciendo un recorrido en forma de «U», en donde una inmensidad de espectadores animan incansablemente para que te exprimas en los últimos metros de carrera, ya que estamos en el km40. Habiendo salvado unos cuantos puentes con sus pasarelas instaladas ya sólo quedan 2. Casi se ven de la gente que hay, tanto apoyadas en las vallas, como en las terrazas de los restaurantes. El ambiente es espectacular. Como pocas veces visto. La línea de meta se ve al fondo, cojo de la mano a Marc, y disfrutamos de nuestros últimos metros de carrera. Tiempo oficial 2h49´54″. Puesto 36 de la general, y de nuevo, primer español en entrar en meta.

Allí nos espera expectante Marica, coordinadora de pacers con una cara de «Fede tenía razón cuando me propuso que un tipo de España marcara el tiempo más rápido ya que es un put# reloj suizo». 

Dicho todo esto, Venecia Marathon, es un evento digno de hacer al menos una vez. Una organización de 10, junto a lo bonito del recorrido, así como una ciudad volcada en animación, el paso por los preciosos puentes, que aunque rompen un poco el ritmo, son llevaderos; la impresionante vuelta a la Plaza San Marco y una recta a la línea de meta maravillosa, hacen que aconseje 100% este maratón. Buena logística para el transporte de corredores a la Expo, línea de salida y también Vaporetto hasta Metres para que te dirijas al hotel después de la carrera si allí lo tienes. Todo esto, gratuito.

Dar las gracias, sin duda alguna a Fede y a Marica por la nueva oportunidad, a mis amigos italianos por la bienvenida tan calurosa (os quiero a rabiar), a la compañía de este viaje, a mis amigos y familia que desde España han estado pendientes de qué iba a pasar en Venecia. Gracias, gracias y mil veces gracias.

Cómo no, mención a mis patrocinadores y quienes me ayudan un poco en todo esto tan bonito y gratificante para mí. Juan Madrigal (experto en hipotecas en www.msf360.com), AEGC, y Ayto. de Pedrajas de San Esteban con su marca «Piñón de España». Gracias.

Próxima parada: MARATON DE BEIRUT 13.11.23

Salud & kms