MI 50º MARATÓN

Quién me lo iba a decir?!?! 50 maratones ya !! Para cualquier corredor, todos los números son importantes y bonitos, sin menospreciar a ninguno, pero cierto es que cuando hay uno que parece más «redondo» que otro, todo se vive o se intenta vivir más golosamente. En mi caso, el 50 se iba a pronunciar mucho antes de lo que hacía 6 años habría pensado, pues estos dos últimos años había experimentado más maratones de lo habitual. En 2022 fueron 15 y éste ya comenzaba el año con el Maratón de Año Nuevo 1/1/2023 00:00:01, lo demás vendrían poco a poco, pero sin demasiadas pausas. ( con éste último van 13)

La decisión de hacer que este cumpleaños fuese en tierras holandesas cambió un par de meses atrás, cuando tenía invitación para marcar el ritmo de 3h en la ciudad alemana de Múnich, pero que los precios de los billetes de avión me truncaron esa primera opción. Buscar maratones en el mes de octubre no fue tarea complicada ya que hay un gran abanico por todo el territorio europeo. Sólo tenía que cuadrar el tema económico, por lo que tras un pequeño estudio del mercado, veo que Eindhoven es una muy buena ganga, pues los vuelos desde Bilbao son muy baratos (60€ ida y vuelta). A lo que sumamos que Saioa sí o sí me acompañaría en mi 50, la salida desde tierras vascas era muy viable.

Hablé con mi amigo Daniel para correr en Ámsterdam, y ya en su día me dijo que también coordinaba Eindhoven, así que mi destino para ese día tan especial era ya un hecho. Sería liebre 3h en la ciudad en donde se ubicó la primera fabrica en serie de bombillas Philips y el famoso equipo de fútbol.

El viaje comienza el jueves, tras haber tenido una semana corta de trabajo (volví el lunes por la noche de Budapest de haber corrido en Kosice) y tras dos turnos de tarde y uno de mañana, el jueves por la tarde, cogía un tren hacia Bilbao. Vuelo Bilbao a Eindhoven, que a causa de la espesa niebla se retrasa tres largas horas, pero sobre las 15:00 llegamos al destino.

Según llegamos, salimos a trotar y conocer la ciudad. El sábado, más de lo mismo, haciendo la activación típica pre-maratón, y paseando tranquilamente por la bonita y recogida ciudad. Tenía órdenes de recoger el dorsal y el material de pacer el mismo domingo por la mañana, como ya sucedió el año pasado cuando corrí en Roterdam, pero igualmente, ya que me encanta el ambiente, me acerco a la Expo del Corredor. El problema es que no hay Expo; sólo unas mesas para recoger tu dorsal y tu camiseta del evento (si la has pagado con la inscripción). Mi gozo en un pozo. Alucinando, sigo con más paseos y turismos, ya repitiendo itinerarios. Tras la temprana cena, quedo con mis buenos amigos belgas Bjorn y Fien, para tomar un café, y recogemos pronto para descansar.

El día E ha llegado. La carrera empieza muy tarde, a las 10:00, y nuestra reunión para los últimos detalles de nuestro menester debería ser sobre las 9:00 en el hotel de concentración del evento. No lo tengo muy lejos del mío, por lo que apuro la hora con nerviosismo. A la llegada, aún somos pocos. Las banderas están preparadas para que cojamos cada uno la nuestra, pero nada más. Tras varios fallos garrafales por parte de la organización, nos vemos todos sin camiseta de marcapasos y casi sin dorsal, pues llegaron en el momento exacto que ya nos íbamos a hacer la foto oficial y hacia nuestros cajones de salida. O sea, teníamos que correr cada uno con nuestra camiseta siendo una parte tan importante del evento como lo son otras. Momento que afea un poco todo lo que está a punto de suceder. Tras la foto oficial, cada uno nos vamos a nuestro cajón de salida. El mío el A. Allí vuelvo a coincidir con mis dos compañeros de las 3 horas.

Puntuales, salimos. Salida muy atropellada; de hecho, de las más feas que he vivido. Empujones, codazos y bastante poca educación maratoniana. Y todo por haber varias vallas metiéndose dentro del recorrido justo a 3 metros antes de la línea de salida. Rápidamente nos hacemos huecos para correr cómodos, el ritmo es controlado desde el principio.

Haré un paréntesis importante aquí para hablar del marcaje de la distancia, y es que en el Maratón de Eindovhen, los puntos kilométricos no te indican la distancia que llevas recorrida, sino la distancia que te falta para llegar a meta, por lo que el control a lo que mi trabajo se refiere iba a ser muy distinto al de siempre. Es decir, cuando mi reloj marcase 4 kilometros, acabaría de haber visto el cartel de 38k. Resumiendo…un lío. Pero no habría excusa alguna ya que hay controles de tiempos en los 5, 10…y 40. El recorrido en la primera parte es un poco aburrido, pero agradable a la vista; amplias avenidas, espacio de sobra para correr en grupo, y ya sobre el 17 se empieza a ver todo más ambientado. Al igual que lo que viví el año pasado en la vecina ciudad holandesa de Róterdam, los locales sacan sus bafles al jardín de casa y nos acompañan a ritmo de música techno. Muchos grupos musicales, algo más sosos, y alguna que otra charanga animan sin descanso el recorrido. Los parciales están yendo de lujo, clavando prácticamente todos los miles. El paso de la media maratón, es muy bueno, haciendo una muesca en el crono en 1:29:11, y todo indica que seguirá siendo así. La temperatura es perfecta, pero sigue habiendo una humedad terrible (89%), pero que con una buena hidratación, y la ingesta de capsulas de sales que ya llevaba aprendida de casa gracias a LevelUpSuplementación, me resulta todo muy llevadero. Pese a mis consejos, mis compañeros siguen un ritmo un poco por encima del adecuado, y decido dejarme caer para recoger al grupo que iba unos 20 segundos por detrás. Me mantengo con ellos durante los últimos kilómetros. Las vistas no han cambiado, y sigue siendo muy agradable, pasando por alguna que otra zona verde como Vredeoord. Durante varios cientos de metros de la última parte del recorrido, coincidimos en tiempo y espacio, que no en dirección, con los los corredores que disfrutan de este día festivo.

Según van pasando los kilómetros, y aunque sigo centrado en mi trabajo, empiezo a hacer una vista atrás de todo lo que he vivido hasta la fecha, e inevitablemente me emociono, pues estoy a punto de conseguir:

50 maratones.
50 experiencias.
50 viajes.
50 cuarenta y dos.
50 líneas de salida.
50 líneas de meta (importantísimo)
50 veces feliz.

A escasos metros de línea de meta, cuando el ambiente es más feroz, veo de nuevo a mis dos compañeros pacers, frenaron en el último kilómetro para entrar en tiempo, nos agarramos las manos y entramos juntos en un tiempo oficial de 2:59:06. Tras derroches de agradecimientos de todos los corredores que consiguieron su objetivo, lágrimas, abrazos, y emociones, me dirijo a por mi medalla que recojo con las manos para que Saioa tenga el honor de ponérmela. Colgarme en el cuello mi medalla numero 50 sólo podía ser trabajo de quien sí o sí quería estar en mi cumpleaños cincuentón. Poco después, me entrega un bonito detalle con un trofeo hecho para la ocasión. 1000 gracias.

Sin duda alguna, el maratón más llano que he corrido hasta ahora, pues los 33 metros de desnivel acumulado así lo corroboran.

Sigo viajando de la mano con Absotec, sigo con la gestión de carrera de LevelupSuplementeción. Muchas gracias a estas dos partes. Hoy, obviamente, las gracias mas fuertes son a Saioa, que quería estar en mi 50, e hizo por estar.

Con este segundo maratón consecutivo, toma forma mi reto de octubre de correr un 42k durante los 5 domingos 42k del mes. Algo que le da realmente sentido a mi lema de «correr para viajar o viajar para correr».
Próximo evento maratoniano: 15 de octubre, maratón de Ámsterdam como pacer 3h.

Por muchos más 50 maratones

Salud & kms