MARATÓN DE FLORENCIA: uno de esos maratones que hay que hacer al menos una vez !!! No era fácil entrar en el equipo de liebres y yo lo conseguí. Buenos contactos y buenos resultados en mis trabajos de práctico, han hecho que una vez más, hayan querido contar conmigo para marcar el ritmo más rápido en uno de los eventos maratonianos más importantes de Italia, sólo por detrás del de Roma, y a la par de Milán o Venecia. Mientras escribo, vuelvo a echar la mente atrás para saber en qué momento se dio el OK a mi pase directo y, esta vez, no lo recuerdo. (posiblemente en Roma)
Mi viaje Florentino comienza el viernes. Como siempre me quiero empapar de la cultura de la cuidad, y ésta, tiene mucho que ver. Muchísimo. La ubicación de mi hostel es inmejorable y según hago el check-in me dirijo a La Academia a ver El David de Miguelangello. De allí, a la Catedral de Santa María de Fiore, Puente Vecchio, y todos los lugares de interés. El día se hace muy largo y me voy a descansar, pues la jornada siguiente aún lo será más. El sábado, turismo mañanero, y Expo al medio día.
La Expo es muy amplia, con variedad de stands de todo tipo, en el complejo deportivo de la cuidad. Allí, recojo mis bártulos para la fiesta, que a pesar de la promesa de las zapatillas del evento, la organización no cumple con ella, y no nos las proporcionan. Una «tristezza»!!!! Allí, me reencuentro con esos amigos italianos a quienes tanto quiero y que tan feliz me hacen sentir. Un retraso importante en la reunión de pacers para la entrega de la camiseta con la que debemos correr al día siguiente, últimas pautas, y presentación con la televisión. Cena y a descansar.
El día F ha llegado. Suena el despertador a las 6 de la mañana, desayuno malamente (como casi siempre en estos días) y me dirijo al edificio donde nos provisionaremos de los globos no sin antes haberlos preparado entre todos; situado a escasos 10 minutos a pie de mi albergue, y a otros tres de la salida. Caliento un poco con mis dos compañeros de baile, Joan Marco y Filippo, hace bastante frio, y esto ayuda a mantener el cuerpo caliente. El ambiente es brutal a los pies de La Catedral. Los miles de corredores se colocan cada uno en sus cajones de salida. Una organización de 10 hace que todo sea muy fácil para los presentes.
8:30, suena la ansiada cuenta atrás y con ella el pistoletazo que ponen inicio a mi 35º maratón. 9 grados. Tres horas por delante para ayudar a aquellos que durante meses han estado sacrificando su tiempo y entrenando día a día para conseguir un objetivo claro: las ansiadas sub3h de en la Distancia Reina. Desde el comienzo se forma un grandísimo grupo, el tridente de las 3h encabezamos la masa de gente. Los parciales salen absolutamente perfectos. Nos encaminamos hacia el norte de la cuidad, para girar a la derecha, y hacer un giro de 180º en una glorieta para dirigirnos hacia la extensa zona verde del Parque de la Cascine; un entorno maravilloso, muy corrible y rápido. Un par de giros en este paraje, y enfilamos la orilla del rio Arno para atravesarlo por el puente más famoso de toda la cuidad totalmente abarrotado de espectadores: el Ponte Vecchio. Volvemos a cruzar el rio por el siguiente puente, Ponte alle Grazie, mientras todos giramos la cabeza a la derecha para ver el anterior: qué postal más bonita !!! Ya hemos pasado la media maratón, y el crono marca 1h29’47», perfecto !!! a razón de lo que la organización nos pedía. Afortunadamente el grupo apenas ha encogido, y eso me hace realmente feliz. Seguimos el recorrido marcado. Por la orilla del río. Lo cruzamos de nuevo y corremos hacia la zona del complejo deportivo mencionado antes con la expo. Una de las partes no culturales de la cuidad, más bonitas; la entrada al estadio de atletismo, dando casi la vuelta completa al tartán, para salir en el bonito barrio de San Salvi donde haré incapié que justo aquí está la parte más complicada del recorrido (la única), pues hemos de salvar las vías del tren. Es el km34 y marcamos un ritmo de unos 5’/km para este fuerte repecho, el cual, tras recuperar el aliento durante unos pocos segundos, aceleramos para recuperar los perdidos. Ya casi lo tenemos. Comienza el espectáculo. Los últimos 7 kilómetros son de cuento: centro de la cuidad, calles estrechas, calles hasta la bandera de espectadores y turistas que no dejan de animar. Suelo un poco inestable por el ancho adoquinado de sus vías, pero llevadero. Los últimos kilómetros en los que ojeo el estado de mis chicos y chicas, y animo a casi todos a tirar con el corazón para así arañar unos segundos incluso minutos a mi tiempo perenne. Últimos metros de carrera, agarro la mano de mi compañero Filippo (Joan Marco KO en el 39), lo miro, y le digo: «buon lavoro, amico!!!» Manos al aire, sonrisa intacta y nuestro garmin se para en 2h59’55», trabajo perfecto en uno de los maratones más bonitos que he corrido, y afortunadamente tengo dónde comparar. Mi vida maratoniana vuelve a repetirme por qué sigo queriendo ser pacer: todos los corredores que entraron poco antes que yo (casi) en fila para darnos las gracias por nuestro trabajo. Lágrimas, emociones, abrazos, y más señas de agradecimiento. Piel de gallina, qué emoción, joder !!!!!
Medalla en cuello, valoro el evento, y pese a que estoy bastante descontento con la organización de liebres, la fiesta maratoniana florentina es espectacular. Repito que al igual que tantos otros, éste, hay que hacerlo al menos una vez.
Para finalizar el viaje, reencuentro con amigos, y el lunes, aprovechando que el Arno pasa por Florencia, viaje a Pisa para deleitarme de nuevo con la Plaza del Milagro, que además volvía desde la cuidad de la Torre Inclinada.
Agradecimientos, cómo no a esos buenos amigos italianos que me han cuidado tanto y tan bien. VIVA ITALIA !!
Maratón número 35, 13º de al año (8º como pacer). Una experiencia brutísima y espectacular.
Próxima parada, liebre 2h50 en el maratón más importante de España: VALENCIA, este 4 de diciembre, a 7 días de Firenze.
Salud & kms