DIFÍCIL DE EXPLICAR !!
Difícil de explicar mi cita en Luxemburgo.
Correr en Luxemburgo ya lo tenía ojeado desde hace tiempo. En muchas de las Ferias de Corredores a las que asisto, suele estar el stand de Luxemburgo. Un gran trabajo de marketin y publicidad, hace que al menos esté visible por toda Europa durante las dos claras temporadas de maratones (primavera y otoño). Creo recordar que la primera vez que vi esta opción fue en Hamburgo, y no he dejado de pensar desde entonces en cuándo correrla. Pues bien; el coordinador de pacers de Luxemburgo y yo, tenemos una buena relación de amistad de otros eventos europeos. Él me propuso y ofreció hacer un buen trabajo como liebre, pero teniendo muy claro que la más rápida es de 3h30 (por algo será). Una cosa es ceder 5 minutos en Londres y otra 30, así que mi primera respuesta fue negativa, proponiéndome varias veces de 3h, pero insistió en que allí, eso es viable por el desnivel. Descarté mi ayuda pues, pero tuve una idea: ponerme en contacto con mi banco (ING) y contarle mi historia como maratoniano. Cinco minutos bastaron para tener el dorsal para mi 46/42. Con la confirmación de mi inscripción en la bandeja de entrada de mi correo, toca gestionar la logística. Comentar que el país de Luxemburgo, es el segundo más caro del mundo tras Qatar, así que lamentablemente, si no encontraba vuelo y hospedaje a buen precio, el siguiente maratón sería muy a mi pesar, en otro destino. Afortunadamente, encuentro unos vuelos muy económicos desde Madrid (58€) y en cuanto al hotel, me sorprende uno a 6 kilómetros del centro de la cuidad, a un precio más que razonable (75€/noche).
Mi viaje comienza el viernes con un buen madrugón. Antes, había pasado una semana bastante movida. De Helsinki llegué el lunes y tras 29 horas despierto por el viaje y turno laboral de noche, tendría que hacer otras dos noches más y una tarde, lo que me permitiría comenzar el viaje el viernes, más cansado de lo que me gustaría, pero el viernes.
La semana en cuanto a mis entrenamientos había sido muy pobre. Obviamente después de correr 63.3k en Helsinki el sábado anterior con un segundo puesto absoluto, no podía meter calidad de cara a Luxemburgo. Sin embargo me dio un poco de comba para sacar 32 kilómetros desde el martes al viernes inclusive. Las piernas estaban bastante bien, con un poco de fatiga, pero nada preocupante. La cabeza, trabajando a pleno rendimiento, estaba planteando la carrera.
Hasta aquí, el pequeño prólogo para meter en situación; no había habido descanso alguno en ningún sentido, y eso, en teoría debería haber pasado bastante factura.
Tuve la cuiriosidad de mirar las clasificaciones generales de otras ediciones y… en fin…
Con los pies en el aeropuerto de Luxemburgo, a eso de las 12:30 de la mañana, me despido de Pepe, quien también correrá junto a otros tantos amigos y conocidos. El transporte público en Luxemburgo es gratuito (sí, gratis) así que un gasto menos. Me dirijo al hotel, que sólo esta a 8 minutos en autobús, directo, y con parada en la misma puerta de mi hotel. Una maravilla. Afortunadamente puedo hacer el ckeck-in 3 horas antes de mi entrada. De momento, todo perfecto. Como mi tupper, y me voy a la Expo.
La Expo, muy correcta, todo bien organizado, con poquísimos corredores a la hora a la que yo fui. Allí recojo mi dorsal. De la camiseta no puedo hacer comentario, porque al tenerla que pagar a parte, no la compro, cosa que no me hace mucha gracia. Pocos stands de otros maratones me vuelven a dejar un pequeño amargor de boca. TheBox LuxExpo, es el lugar en donde se realiza todo esto, en donde se lleva a cabo la Pasta-Party de 16 a 20h y en donde se sitúa la ansiada línea de meta. Todo está preparado.
Aprovecho la maravillosa tarde que hay, para hacer turismo por el centro y ver lo máximo posible. A las 19:30, apurando la hora, me voy de nuevo a la Expo para cenar el plato de pasta que el evento nos ofrece.
Llega el día L. El maratón comienza a las 19h, por lo que la mañana la dedico completamente a turistear. Al medio día al hotel, como y me echo una merecida y obligatoria siesta con las piernas en alto.
A las 17h me voy a la zona de salida. El ambiente es brutal. Tenía invitación para ir a la zona de pacers y así lo hice. Reencontrarme de nuevo con tantos amigos y compañeros de menester fue un capítulo fantástico. Italianos, belgas, alemanes, letones, en los que ya más de una vez hemos coincidido y compartido momentos maratonianos. Lleno de abrazos, me voy a la línea de salida.
Entro en mi cajón de los primeros. Me concentro y pienso en lo que me va a deparar la tarde. La mayoría de los corredores que están a mi lado tienen un dorsal blanco (de la media maratón), y a simple vista los que tienen el amarillo, no parecen muy veloces (nunca hay que subestimar a nadie, pero no pude evitar pensarlo). El ambiente es sonoro, es la gran fiesta de la Ciudad de Luxemburgo. 17000 corredores nos agolpamos a las puertas de TheBox con un mismo objetivo: ser felices mientras corremos.
Un minuto antes del pistoletazo, llega la élite. Cuatro o cinco morenos y morenas entre las dos disciplinas. Éstos sí que tienen pinta de correr; pero mucho.
Cuenta atrás y fogonazo. Salida bastante fea con muchos adelantamientos incoherentes por parte de algunos corredores, por lo que, como cuando soy liebre, extiendo los brazos y no permito que me empujen y/o choquen. Empezamos con un falso llano de unos pocos metros, y antes del primer kilómetro ya hay un giro de 180º, entonces comienza una larguísima recta muy plana. Mi ritmo de salida es controlado. El viento sopla a unos molestos 20km/h, y la temperatura es de 19º. Me pongo a rebufo de un grupo de 10 corredores y mantengo bien. Poco dura el grupo. Vuelo a vivir una de esas salidas sin sentido que hacen muchos, al salir a sprint para tener que frenar antes del tercer kilómetro…pero cada uno quiere su minuto de gloria, supongo. Sigo con mi ritmo de 3’20/3’30, muy cómodo; quizá excesivamente cómodo por lo que empiezo a adelantar, aprovechando el viento a favor. Primer avituallamiento en el pk5, y mi parcial es de 16’53» (3’23/km). No cambio ritmo excepto cuando hay alguna que otra cuesta, como la del kilometro 9, pero pronto recupero segundos. Sigo cómodo, y sigo más bien sólo, porque la goma que hacemos en el pequeño grupo no me gusta, parando el parcial de 10k en 34’48» (3’29/km). Todo tiende hacia abajo en esta parte, y seguirá así muchos más metros. El ambiente es mágico, ya estamos en el centro de la ciudad. De hecho, nunca lo dejamos. Calles hasta la bandera de gente sin dejar de animar. Barrios con sus vecinos a las puertas de sus casas, ofreciendo agua, plátanos, alguna que otra barbacoa. Súper. En el kilometro 16, y con la calle recordándome a las de Londres un mes antes, se separan las distancias: media maratón a la izquierda y maratón a la derecha. La soledad, mi nueva compañera. Sólo es sólo. Mi sonrisa y mis continuos «give me five» a los niños y adultos es constante e incesable. Estoy muy feliz con lo que estoy viendo y viviendo, y eso lo hago notar. De hecho, siento sonrisas y risas por parte de los espectadores a mi paso al ver mi permanente sonrisa, guiños, pulgares arriba y muchos «merci». Lo estoy disfrutando. Antes del paso de la media maratón, creo entender a un curioso viandante que voy cuarto, pero no me lo quiero creer (era verdad), y no aflojo , aunque ya están habiendo más repechos de la cuenta. La media la paso en 1h14’45» (3’33/km), y sigue el curso más bien favorable. No me pierdo ninguno de los avituallamientos, la deshidratación es bastante severa. Me doy cuenta que se me han olvidado ponerme tiritas en los pezones y están sangrando, y esto me desmoraliza un poco, y luchando por poner la camiseta para que no me hagan sufrir, desisto y pienso que ya se curarán.
En el 28 comienza la fiesta del desnivel (300m en total) justo ahí me adelanta un compañero; palmadita en el culo, y «good pace». No puedo seguirle, y queda mucho maratón aún. El enrevesado curso de la carrera, laberíntico más bien, es precioso, con un recorrido por todo el centro de la ciudad, en donde de vez en cuando te cruzas con los corredores que disfrutan de una de una tarde de fiesta. Habiendo llegado a la parte baja de la ciudad, toca volver a arriba. Una gran cuesta salvando 100 metros de desnivel en 2 kilómetros desfondan a cualquiera, por lo que, pasos cortos, mirada al suelo y a subir sin parar. He empezado a sudar bien, y los puntos de avituallamiento siguen siendo claves para no padecer un golpe de calor. Kilómetro 36 y veo a un corredor al fondo, por la forma de correr me da la impresión que es una chica, pero tengo el mirada en ella, y no pienso más que en adelantarla. Mi ritmo es notablemente más lento, y aunque aprieto los dientes con toda mi fuerza los parciales son cercanos a los 4’/km. Las constantes subidas no me dejan soltar las piernas y tengo miedo de que aparezca los calambres. En el 38 me adelanta otro corredor, y «dejavu» respecto al quien me adelantó antes. Últimos 2 kilómetros, me pongo a la par de esa corredora que nombraba antes y con un latigazo le adelanto. La calle es mía. Está entrando la noche, pero aún hay claridad, por lo que tengo que comentar, que aunque el formato de este evento sea «night», yo no lo vivo así; es lo que tiene hacer una carrera rápida. Con un último rodeo a la Expo, entro en el pabellón cual discoteca, música alta, ambiente apabullante, ruido, luces, gritos de ánimo, emoción y cruzo la línea de meta en unas asombrosas 2h42’30».
Con la medalla en el cuello, soy consciente de que he hecho una buena actuación, no sólo a nivel personal, sino general, por lo que me acerco a la zona de cronometraje a preguntar mi puesto en la clasificación general: SEXTO ABSOLUTO. Sexto absoluto en el ING NIGHT MARATHON LUXEMBURGO, sólo 7 días después de hacer sido segundo en el doble de maratón más media maratón de Helsinki (63.3k). Entre lloros y sollozos, con muchas más sonrisas, doy el parte a familia y amigos y me voy al hotel, esta vez andando ya que la ciudad sigue cortada y no hay transporte publico. 45 minutos que me gustaría haberme ahorrado.
Al día siguiente, con el éxtasis aún apoderado de mí, turismo mañanero y vuelta a casa.
Independientemente del buen resultado en mi 46º maratón, y 9º del presente año, el maratón de Luxemburgo se condecora como uno de mis preferidos en Europa, en el que volveré mas pronto que tarde, y que recomiendo absolutamente al 100%.
De nuevo, muchas gracias a Absotec por su compañía patrocinadora en esta nueva experiencia (sigo buscando activamente espónsores), a mi familia y amigos que han estado pendientes de mi bienestar y resultado en carrera.
Próximo evento maratoniano, 04.06.23 en el Maratón de la Libertad, en Caén, Francia.
Salud & kms