LIEBRE EN UN MAJOR

Dicen que quien siembra, recoge. La semilla de Londres la puse en Beirut, en donde conocí al coordinador de pacers de uno de los 6 maratones mas importantes del mundo. Un trabajo perfecto en la capital libanesa hizo que tuviera más posibilidades de poder correr en Londres como marcapasos unos meses después. El gran listado de solicitudes para marcar los tiempos, sería un arma de doble filo, ya que por un lado habrían más huecos, pero por otro, pudiera ser que por primera vez, no cubriese mis incondicionales 3h. Efectivamente así pasó. Me pedían flexibilidad y «a regañadientes» acepté. La oportunidad de hacer un buen trabajo en la capital del Támesis no se tiene todos los días, por lo tanto, London Marathon, me brindaría la suerte de correr como pacer 3h05.

Mi viaje comienza el viernes desde Santander (17€). Compartimos nuevamente viaje mi gran amiga Saioa y yo. Llego antes que ella, y directamente me dirijo a la enorme Expo. Excel London es el recinto elegido en donde miles de metros cuadrados nos dan la bienvenida a la feria de corredor de unos de los grandes eventos mundiales. Al igual que en otras ocasiones, todo el equipo de pacers tenemos que aclarar dudas de los corredores a su paso por nuestro stand, y mi horario es de 14 a 16. Allí ya tomo contacto con compañeros de menester de otros lugares del mundo. Una vez hecha mi labor, invierto bastante tiempo en dar vueltas e informarme por los distintos stand maratonianos. Idénticamente que en Valencia, echo de menos más abanico de los 42k, y es que los ingleses son muy suyos, y la mayoría de las ofertas maratonianas son de Reino Unido, aunque tomo contacto y «firmo mi presencia para el año que viene» en algún evento. Una vez con todo mi material recogido aparte del dorsal (camiseta y pantalón pacer, zapatillas y banderola con su mochila), nos vamos directamente a donde haremos noche a las afueras de Londres, en donde (desde el maratón de Malta) mi buena amiga Ana, me habría invitado para facilitarme el viaje. «Cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da». Mil gracias.

El sábado, tras una temprana activación a las 7 de la mañana por Crane Park, a unos indiscutibles 3 grados, lo invierto en turismo por la capital. Desde todo el centro, a Canden Town, Tower Bridge y entrada a Bristhis Museum.

Dia L: la logística es mala (por la temprana reunión de pacers), aunque tiene solución. La salida es en el gran parque de Greenwich y dado que yo tengo briefind en un hotel aledaño a las 7:30 de la mañana, nos vemos en la obligación de viajar primero en Uber y después en transporte publico. Desayunar 4 horas antes del pistoletazo de salida no es algo que suela hacer, y soy consciente que empezaré la carrera con mas hambre de lo normal. Puntual a la hora indicada, me presento en el hotel de concentración. El equipo ya está aviándose con todo el material, y yo hago lo mismo, intercambiando, cómo no, charlas monotemáticas con los amigos europeos y americanos. Una vez finalizada la reunión, y con las últimas pautas, sólo quedan dos cosas: la foto oficial y dirigirse a nuestros cajones. El ejercito de 130 pacers, formando una herradura, posa. La temperatura es muy buena, 8 grados con muy poco aire y amagos de lluvia, pero de momento respeta. Hay 3 cajones: azul, rojo y amarillo. El mío, éste último, es el más pequeño. A la hora acordada, el pistoletazo de salida de mi tercer Major, se hace realidad, son las 9:34, y el tridente español (Marc 3h, Sergio 3h10 y un servidor) nos deseamos la mejor de las suertes para ponernos en marcha en uno de los eventos maratonianos más importantes del mundo.

Ya me habían dicho que el ambiente de Londres de principio a fin es sólo comparado a algunos estadounidenses, por lo que, pensando en mi carrera, la semana previa me puse a pensar cómo y de qué manera podría hacer para que mi grupo me oyera las indicaciones que iría dando sin partirme la voz. E voilà !!! y si llevo un megáfono?!. No lo pensé demasiado. Me acerqué al «chino» y compré uno. Chiquito, pero bastante pesado. Al fin y al cabo…no llevamos muchos de nosotros un teléfono móvil de 150 gramos?!, pues otros 800 de un megáfono no pensé que me entorpeciera mucho mi trabajo.

Megáfono en mano, pues, y habiendo sincronizado los relojes que llevo en sendas muñecas, uno en kilómetros y otro en millas, salimos. Comienza a llover, y no cesaría en toda la carrera. Nuestra oleada es la segunda. Somos «pocos», pero enseguida nos juntamos con el cajón azul. Estamos en la milla 1, y la multitud de familiares y amigos que acompañan a los corredores ya se hace notar. Espero hasta la milla 2 para encender mi altavoz. Me noto y siento observado al hablar por primera vez, pero mi finalidad es esa: que me oigan. Pronto se acostumbran…qué remedio!! Pasan los kilómetros y el ritmo a llevar es perfecto, 4’19/4’22, pero soy muy consciente desde el primero, que lo voy a pagar. Como dato, diré a mi favor (o en mi contra) que hacía muchísimo tiempo que no hacía parciales de 1000m a estos ritmos, e ir constantemente con el freno echado haría que mis piernas se fatigaran como pocas veces. No importa, estoy donde quiero estar, y eso es lo más importante. Casi en la tercera milla empieza el mogollón. Nos juntamos los tres cajones. La banda tricolor – azul, rojo y amarillo- buscamos un sólo destino: Bucckingham Palace.

El primer punto de interés importante es el paso al lado del barco de Cutty Sark donde miles de personas se agolpan para dar ánimos sin descanso, entonces cambió un poco el plan y el megáfono lo uso para excitarlos. Sigo (seguimos) a ritmo marcado, sin altercados de ningún tipo. Milla tras milla, nos acercamos al que para mí, con respetos a la meta, es el lugar del maratón más impresionante: el maravilloso Puente de la Torre, en donde me atrevería a decir que no entraban 3 personas más. El ruido es ensordecedor, el puente vibra a nuestro paso. Atravesar este colosal icono de la ciudad es increíble. Me desgañito hasta casi ahogarme, pero esa milla 13 (kilómetro 20) no es para menos.

Con toda la euforia del momento, continuamos nuestro camino, hasta pasar la media maratón a unos perfectos 1h32’18». Todo sobre lo acordado y estipulado. En el kilómetro 25 nos metemos en la Isla de los Perros, en donde de nuevo la animación es brutal. El primer y único problema con el GPS me viene el en 29, en donde al pasar por 2 túneles, los ritmos se vuelven un poco locos y me marcan en torno a 5’10/km, que solvento con más facilidad que en el mes de enero en Miami cuando me paso lo mismo.

Comienza el maratón. Pasamos por la Chueca londinense, el ambientazo es semejante al del Tower Bridge. La bandera arcoíris ondea en todas y cada una de las ventanas, es la gran fiesta !! Bordeamos el siempre oscuro Támesis mientras llegamos a Waterloo. Kilómetro 40. Hemos perdido algunos segundos y en los constantes sube y bajas de la última parte de la carrera, pero somos un grupo enorme. Justo ahí, invito a que se adelanten y rasquen unos segundos. Tenemos el Big Ben al lado, para que en cuanto lo dejemos atrás, meternos en la Birdcage Walk y toparnos con el Palacio. Tantas veces he visto en diferido los maratones de Londres, que parecía un deja-vu, giro a la derecha, nos ponemos de espaldas a la casa de la Reina, y últimos 400 metros de emoción, últimos 400 metros de euforia, últimos 400 metros de Major. Tiempo oficial 3h05’15», NO cumpliendo el objetivo que pedía el evento, pero contento con mi actuación, marcando un ritmo nuevo, un ritmo que me costó muchísimo llevar desde el primer metro, que me hizo ir frenando desde que me hice la foto oficial…

Obviamente Londres hay que hacerlo, ya sea por completar la estrella de los 6 Majors, o por la gran fiesta que se vive durante toda la carrera, una organización absolutamente perfecta corrobora todo, con unos puntos de avituallamientos de diez, y unos voluntarios muy bien formados.

Tras la meta, agradecimientos de muchos de los corredores a los que ayudé a entrar mi tiempo, abrazos, besos, recovery, fotos, emociones. Medalla en mi cuello, comida y más turismo. Todo muy a la americana con el premio colgado todo el día.

Y sí, es posible correr un maratón con un megáfono en mano !!! Quizá lo patente !!!

Agradecer a Saioa por la compañía mutua, que me ha hecho ver que se puede ir al maratón de Londres sin correrlo (yo no podría), a Absotec, que de nuevo me ha acompañado aportando su granito de arena, a todo el equipo de liebres y amigos, y sobre todo a Ana y toda su familia, por facilitarme el viaje con su hospitalidad.

Próximo evento, doblete de Helsinki el 13 de mayo, pacer 3h en el maratón y acto seguido media maratón de Helsinki. Algo muy similar a lo que ya hice el año pasado en Oslo (sin el 10k final). 63.3k en la capital finlandesa.

Salud & kms