EL DIA D, PARA MI DÉCIMO MARATÓN DEL AÑO.

Esta expresión del «día D», nunca ha tenido tanto sentido. Dos días antes del aniversario de la fecha del Desembarco de Normandía (6 de junio de 1944), correría por los mismos terrenos en donde La Historia tiene unos números que ha día de hoy son verdaderamente impresionantes: 156.000 hombres, 20.000 vehículos, 17 nacionalidades, 5.000 barcos, 4.000 barcazas de desembarque, 130 buques de guerra, 12.000 aviones; y todo esto, para que los aliados contratacaran a la Alemania Nazi.

Llevaba muchos años queriendo conocer Normandía (que por cierto, volveré para hacerlo bien), y obviamente, encontrar un maratón sería el motivo para visitarla. Cierto es que sólo hacía unos dos años que descubrí este evento, en el que apriori, es una gran fiesta. Pero, siendo honesto, mi maratón de junio, no iba a ser aquí. La primera opción en mente, sin duda fue Cork, pero se me iba de presupuesto. Me enamoré de la segunda opción a primera vista, maratón por los Lagos de Plivitce (Croacia), pero mismo problema; así que El Maratón de la Libertad, cogía fuerza.

Mi viaje, tras dormir escasas 4 horas, comienza el sábado a primerísima hora, yendo de Valladolid a Santander en coche, para que con un vuelo directo a Paris (Beauvais 38€ ida y vuelta), más cinco horas de autobús, me presentara en Caen, ciudad en donde tiene la sede este maratón. De la estación de autobuses a la Expo, me acerco andando; un paseo de 50 minutos que me desentumecerían las piernas del largo viaje.

La Expo, más bien sosa, situada en el Centro de Exposiciones de Caen, a las afueras de la cuidad, me da una bienvenida sin precedentes, en la que la recogida del dorsal está al fondo del pabellón, lo que te obliga a pasar por los distintos stands. Éstos, simples, con algunas prendas deportivas y complementos nutricionales, pero sobre todo, haciendo la buen repaso a las todas las carreras del extraordinario fin de semana deportivo que se estaba y se iba a dar. 21000 corredores en las distintas disciplinas, desde los 5k, niños, rollers, media maratón y full maratón. Como de costumbre, echo un ojo a las promociones de otros maratones. Sólo los hay galos, así que igualmente, los visito sin mucha esperanza. No veo el del Mont St Michelle, que es el que más me interesa realmente, pero me paro en La Rochelle. Qué sorpresa, la persona de promocionar el evento es de Vitoria, charlamos, y le cuento mis andaduras por el mundo como pacer…pues eso: ya tengo lío para el año que viene.

Tras la Expo, y sólo habiendo recogido el dorsal (sin al menos una mochila) ando otro poco hasta el hotel, hago el check-in y me dirijo al centro de la ciudad para perderme en sus calle mientras disfruto de las vistas de sus monumentos. Sin muchos contratiempos, me voy a descansar al hotel para el Dia D.

El Dia D, ha llegado. Mi maratón número 47 está a punto de darse cita en la costa de Normandía. Me levanto temprano, para aviarme, desayunar y dirigirme a la zona en donde decenas de autobuses nos llevaran a los 3000 corredores que nos enfrentamos a los 42k. Surge mi primer problema logístico cuando veo que no hay trasporte urbano para ir a la zona, por lo que la única opción para llegar a tiempo es un taxi; pero veo a un corredor en el parking del hotel y él muy amablemente se ofrece para que le acompañe en su coche. Loic, belga de abuelos onubenses, pronto hace migas conmigo, y yo con él. Compartimos viaje y parte del maratón, puesto que su primera intención son los 2h45. Una vez en los aledaños de la Expo, subimos al autobús, y continuamos con la charla.

Llegamos a Courseulles sur Mer, andamos en fila hasta el punto de salida a las afueras del pueblo. El ambiente es calmado aún. De repente, y sin esperarlo, nos llega un fuerte olor a mar, a algas, sin previo aviso, el viento sopla huracanado (40km/h). Respiro profundo y me quedo en shock tanto por esto, como por la estampa que contemplamos de esas playas infinitas con tantísimas historia. Hemos llegado de los primeros. Un puñado de corredores, nos relajamos en el prado junto al arco de salida. Sólo hay 6 baños portátiles en las inmediaciones para evacuar todos los nervios…pero habiendo campo…

Se va acercando la hora de salida, las 9 a.m, y ya me pongo en línea de salida. Llega la élite, y me pongo a su lado. ¿por qué no?. Puntuales, pistoletazo de salida.

Salida bonita, y muy lanzada. Mi estrategia, tras estudiar el recorrido es bastante clara. El viento es insoportable, y el sol calienta bastante con unos 15 grados. Ritmo controlado de 3’35/km. Tal y como había planeado. El terreno es muy llano, pero insisto en hablar del viento. Racheado. Sólo 3 corredores vamos a ritmo marcado, e intentamos hacer abanico durante estos 15 kilómetros en los que vamos a estar bordeando las extensa playa. En el segundo kilometro vivimos un momento extraordinario, en el que un avión militar gigante, araña el mar a escasos metros de la arena. Impresionante !! El esfuerzo es notable, pero sigo manteniendo. De los 3 que éramos, ya sólo somos dos, pero de repente, y sin contar con ello, Loic se pone a mi vera. Nos ayudamos y eso fortalece la mente. El paso de los primeros 5000 metros marca 17’52» (3’34/km), y el de los 10000 en 36’03» (3’36/km); entonces empiezo a sentir sensaciones que no debería de sentir tan pronto. Los cuádriceps me pesan horrores, hay una clara deshidratación en mi cuerpo que intento solventar pronto en los avituallamientos. Aún no hemos llegado al final de la costa antes de hacer un giro a la derecha y nos metemos en una zona de tablas en las que pasamos por la arena de la playa, la cual, ese viento del que hago tanto hincapié había tapado en muchos puntos y literalmente corremos por la fina arena. Sólo son unos metros, pero también suma desgaste.

Una gran noria, nos indica el final del suplicio, o quizá no, girando a la derecha para enfilar una larguísima recta a orillas del gran Canal de Caen à la Mer. Una postal maravillosa con la bocilla de un carguero retumbando cada vez más cerca mientras saluda a los corredores que llegamos a su paso.

El problema del aire ha cambiado. Ahora sopla a favor, y eso es muchísimo peor. Esto hace que rompa a sudar de forma incontrolada, y teniendo en cuenta que nunca sudo, llega el verdadero problema. La temperatura ha subido a los 20 grados, y los avituallamientos no son suficientes para frenar la deshidratación. El paso de la media maratón lo cierro en 1h16’49» (3’38/km) y exactamente en ese momento pienso en que tengo que bajar el ritmo obligatoriamente aunque el curso de la carrera sea muy favorable, con apenas falsos llanos. En el kilómetro 24 hago lo que hacía mucho tiempo que no hacía, parar en seco. Necesito resetear piernas y mente. Sólo son 15 segundos en los que estiro los cuádriceps y cojo aire profundo para volver al lío. Me reconforta, pero sigo con una gran pérdida de agua. Abro el único gel que tengo (para por si acaso) y lo suministro a poquitos durante muchos kilómetros. Vuelvo a parar hasta el 4 ocasiones más. El recorrido sigue siendo bonito y favorable, con poca animación, pero sonora cuando la hay. Hasta 24 puntos de música durante todo el recorrido, arrejuntan a los espectadores. Paro en cada uno de los avituallamientos hasta la meta como hice anteriormente, en los que bebo e intento controlar mi temperatura corporal. Literalmente me ducho en cada puesto. Empiezan las subidas. Casi todo el desnivel acumulado se da en la ultima parte. No las subo andando, pero tampoco me esfuerzo en mantener el ritmo. Desde ese pk15 me di cuenta que hoy no era el día de hacer una gran marca personal, pero sí, de que haría una gran actuación, así que preguntándome ahora mismo de dónde saqué la fuerza, aprieto los dientes para hacer unos últimos 3 kilómetros a un gran ritmo dado lo pasado durante la carrera. Ya en la cuidad, con mucha animación, nos acercamos al estadio de atletismo, en donde recorriendo medio óvalo, atravieso la línea de meta de mi décimo maratón del año, con un tiempo oficial de 2h45’28», y un preciado 15º puesto de la clasificación absoluta; algo que claramente dice lo complicado que habría sido rebajar la marca unos cuantos minutos más como en principio tenía en mente.

He acabado para el arrastre. Exhausto y sin fuerzas, pero soy consiente de lo conseguido. Echo la vista un mes atrás, en donde el 13 de mayo fui segundo absoluto en el doble de Helsinki de 63.3k y sexto absoluto en el maratón de Luxemburgo 7 días después; y quince después me presento aquí, por lo que ni tan mal. Entre sollozos y lágrimas me recupero con la medalla en el cuello. Sesión de fisio y queso, paté, fruta, chocolate y miel hacen que parezca una boda el despliegue del buffet que hay para reponerse del esfuerzo. Espero a Loic quien también lo pasó mal, para ir al hotel, y dirigirme a Paris para continuar con el viaje.

Una vez en París, voy directamente a mi hospedaje, vecino de DisneyLand. La buena amistad que hice con mi compañero de habitación en Chicago, me ofreció tener una cama en su casa. Lunes y martes de turismo por la ciudad del Sena, recordando lo que vi hacía ya 10 años en París. No ha cambiado nada 🙂

Mi larga experiencia como maratoniano, me ha hecho actuar bien en este evento, parando, pensando y actuando sobre el terreno. Soy consciente que si no llego a parar a recomponerme en todas esas ocasiones, no me habrían puesto la medalla. Soy consciente que haber hecho a fecha 4 de junio el décimo maratón del año no es lo más normal. Y también soy consciente que competir en un mes en tres carreras de este tipo no es lo más aconsejable; pero no quiero que me tachen de loco, prefiero que me tachen de loco feliz. De un tipo que disfruta haciendo lo que hace, a quien gracias a unos buenos entrenamientos y algo de genética, tiene resultados satisfactorios y los está aprovechando mientras es feliz con su estilo de vida: «correr para viajar o viajar para correr».

Dar las gracias, cómo no, a Antoine y toda su familia, a Absotec quien me ha vuelto a acompañar (sigo en búsqueda activa de ayudas) y a los amigos y familiares que de nuevo han estado pendiente tanto de mi bienestar como de mi resultado. GRACIAS, GRACIAS Y GRACIAS !!!

Próximo evento: 6 Ore di Rome. Vuelvo a correr en la Villa de Santics el sábado 8 de julio desde las 12 de la noche hasta las 6 de la mañana.

Salud & kms