7 días después del evento, me reafirmo diciendo que Barcelona es el mejor maratón en territorio nacional de los 13 que hasta ahora he corrido:
Haber acabado Roma como lo hice, me dio otro valor añadido en mi currículum como pacermaker. Por eso, y por los buenos contactos, a los pocos días de haber hecho un buen trabajo en la capital italiana, recibí una llamada en la que me ofrecían hacer de liebre en la ciudad condal tres semanas después de correr en Zaragoza. En primer lugar, miré el calendario laboral. Era viable. Lo segundo, el viaje: Valladolid/Barcelona vuelo directo 8 euros!!!! Por poco más la vuelta. No me lo pienso ni un segundo. Haré de pacermaker 3h en Barna!!!
Mis entrenamientos desde el 24 de octubre, fecha en la que corrí en tierras mañas, no han sido en absoluto específicas como para correr un maratón, pero el fondo sigue estando ahí, llevó muchos kilómetros este año y el único inconveniente que veía apriori, iba a ser un ritmo constante inadecuado durante las 3 horas de mi acometido.
Más cierto aún es que desde ese jueves (3 días antes del día B), habiendo hecho un entrenamiento progresivo, al llegar a casa, la rodilla sonó de muy mala manera. De nuevo se me salió el líquido como ya me pasara en el Camino de Santiago del pasado agosto. Con más miedo que vergüenza, me callé sobre este tema y esperé a que ese líquido volviera a su sitio como lo hizo anteriormente. Así fue. El sábado ya no estaba hinchada. Todo iba saliendo bien.
Viajo el sábado, para llegar a media tarde a la feria del corredor a recoger el dorsal y camiseta, ya que la equipación propia del evento ya la tengo en el hotel. Me acompaña durante todo el fin de semana, mi tío Amador, el que ha visto toda mi trayectoria tanto deportiva como no deportiva, y que puedo asegurar que ha sido de las mejores hasta ahora. Ya en Barna, me espera mi queridísimos amigos Siscar y Manucci, además de Nicola. Cómo os quiero!!!!
La Feria pobre, aunque mejor que las últimas en la que he asistido. Stands de asics y Zurich, los dos patrocinadores oficiales. Fotos en los murales, muy trabajados por cierto, en los que me dejó llevar por mi afán del postureo.
La carrera comienza a las 8:30 en Montjuit, pero nosotros, los guías, tenemos cita en nuestra propia carpa, a las 7 de la mañana para preparar las mochilas con la vela. Amanece con una temperatura perfecta, 8 grados. El sol ya se deja ver tímidamente, y ya se empiezan a llenar de corredores toda la zona habilitada para el guardarropas y los cajones. Los nervios se pueden oler. En nuestra carpa, me comentan que si estaría dispuesto a hacer de liebre de 2h45, pero sólo los últimos 20kms. Por supuesto que digo que no, si no la hago entera, me quedo con las 3h. Así fue.
Una vez hechas las fotos oficiales de los guías en arco de salida por la prensa y televisión, nos vamos colocando en nuestros cajones. Somos 15200 corredores y todos queremos salir como cohetes, estamos impacientes. Mientras el speakers ameniza la espera, de repente, y a falta de unos pocos minutos, dos cantantes empiezan a deleitarnos y a ponernos la piel de gallina, interpretando el que será el himno del maratón de la cuidad: Barcelona, de Fredy Mercury y Monsterrat Caballé. Absolutamente impresionante. Qué emoción!,Qué momentazo!
Sin previo aviso, salimos en manada. Hecho la vista atrás, y la marea humana con colores fluorescentes en toda la subida a Montjuit desde la plaza España, impresiona. Impresiona mucho.
Durante toda la carrera tengo la sensación de ir bajando, y eso me hace pensar en que nos embalaremos marcando el ritmo. Cierto que los primeros miles se marcan a 4’09, pero lo importante es que en los hitos marcados en la organización estén dentro de tiempo. El equipo de liebres lo clavamos, pasando el 10k en 42’28», la medí maratón en 1h29’19» y los 30k en 2h07’14», para mi, y bajo mi experiencia en el menester: perfecto. Tiempo final y oficioso: 2h59’44»
El recorrido es completamente monumental y fantástico, pasando en los unos kilométricos 0 Plaza de España, 3 Camp Nou, 13 Sagrada Familia, 22 puente de Calatrava, 28 torre Agbar, 34 puerto olímpico, 38 catedral, 39 colón…y un larguísimo etcétera más.
El grupo es gigante, hasta ahora nunca había llevado a tanta gente. Los corredores los veo con bastante buena cara hasta entrado el 36, ahí, se empiezan a descolgar alguno. Me tomo la molestia de rebajar ritmo para animarlos, empujarlo y darles mi fuerza. Otros, y antes de ver a Colón, me van dando las gracias por todo mi trabajo, por repartir avituallamiento, por estar cerca de cada uno de ellos en su objetivo, que resulta que es el mío. Con distinto peso, pero con mismo crono.
Agradecer este maravilloso viaje a Amador, Carlos S, Marco, Nicola, Josep, Ana, Pau, Carlos C. Daros las gracias a todos los que me habéis felicitado por el buen trabajo. Agradezco mucho unas palabras de afecto ya que sin duda, en cierto modo son el motor que me impulsa a seguir corriendo maratones, al igual que impulso y motivo a tantos corredores a que cumplan objetivos y no dejen los entrenamientos a un lado.