DE PARÍS A BRATISLAVA!!
De París a Bratislava: poniendo en situación he de remontarme hasta octubre 2022, cuando fui a correr el maratón de Chicago. Allí, mi compañero de «celda», un tal Antonio, parisino muy educado y de saber estar, dormía debajo de mi litera y empezamos una relación verbal de maratones, (¿cómo no?) Durante esos 5 días que duró mi viaje al estado de Illinois, aunque estábamos más centrados en nuestro major, intercambiamos información del calendario 2023. Al comentarme que podría hacerme un hueco gustosamente en una cama de su casa durante los días del maratón de París, vi la posibilidad de correr en abril por la capital francesa. Los vuelos económicos daban un empujón a lo anterior, pero había varios «peros»: después de Chicago, sabía que me venían unos cuantos viajes (Venecia, Beirut, Florencia, Valencia, Pisa, Zúrich, Miami, Malta, Bolonia y Roma) por lo que pospuse la compra del dorsal (130€) para más adelante. A mi sorpresa, el maratón de París colgó su cartel de Sold Out a primeros del mes de enero, y me quedé sin mi babero. Tenía que encontrar otras opciones para ese 2 de abril, ya que tenía los días libres en el trabajo y sólo encontré Milán y alguna que honestamente no me interesaban. Tras dar una pequeña vuelta a Milán, la opción de ser liebre allí este año no se podría llevar a cabo, entonces me di cuenta de algo, mi amigo Thomas, que conocí en Praga y coincidí junto a Verónica en Miami, nacido en Eslovaquia, me comentó la posibilidad de correr en su país natal; el maratón de su capital coincidía en día, y el viaje podía ser verdaderamente gratificante ya que mis ganas desde hace años de conocer Viena, tomaba mucha fuerza, sita a 70km una de otra.
Bratislava Marathon 2023 era ya una realidad. Buscando vuelos desde Madrid o Barcelona, salían un poco caros, pero mi experiencia en buscar y encontrar vuelos económicos, me hizo «descubrir» que volando desde Santander a Viena, el billete de ida salía por 17 euros (diecisiete, sí). Ahora ya sólo era cuestión de organizar mi viaje. A un mes, mi gran amiga Saioa se une al viaje: una suerte la mía compartir experiencia.
El viaje pues, comienza el jueves, llegando a última hora de la tarde a la capital austriaca. Viernes turismo por la ciudad y sábado, tren entre las dos capitales.
El mismo lunes de la semana del evento, la organización del evento se pone en contacto conmigo para ofrecerme ser abanderado de España en el acto oficial de presentación y eso me alza a un estado de éxtasis permanente. Una experiencia que hasta ahora no se me había ofrecido nunca y que desde la primera noticia vivo con muchísima emoción y felicidad.
Siguiendo por el sábado, y una vez ya con los pies en Bratislava, nos dirigimos directamente al acto de las banderas. Allí están, en el suelo, emocionado busco la mía. Siempre he sido muy de banderas (me encanta verlas ondear sean de donde sean), pero coger ese mástil de 3 metros y alzarla…buaaaaa, qué subidón !!! Cada representante de cada país que nos damos cita, nos colocamos en fila y a un servidor (casualidad) lo llaman el primero: «from Spain, Jaime Gutiérrez Vicente», y ese tal Jaime Gutiérrez Vicente, a pasos firmes, y más estirado que en toda su vida, camina con mucha decisión hasta su lugar en el que coloca su gran bandera mientras el viento la hace ondular como la falda de una sevillana. Qué momento!! Qué orgullo!! Qué honor !!
Después de tal emoción, feria de corredor y «pasta party». Expo bien organizada con stands de todos sus patrocinadores pero más pobre de lo que a mí me gustan; con una sola promoción de otros 42k del mundo, en este caso Praga. Plato de pasta, escaso pero muy rico, y turismo por la ciudad después de hacer check in en el buen hotel (y económico) que escogimos a 15 minutos andando de la zona de salida, en plena calle principal de la ciudad. Cena con los amigos y a descansar.
El día B ha llegado, la carrera toma su inicio a las 9 horas junto con las disciplinas de maratón por relevos y media maratón. Sin madrugar demasiado, y habiéndonos aviado con nuestros atuendos nos vamos hacía el arco de salida. Saioa a su 11ª media maratón y un servidor a por su 43ª maratón. El viento sopla poco, pero sopla; la previsión es que vaya aumentando a lo largo de la mañana y desafortunadamente fue así.
Mi andadura hacía la primera fila es verdaderamente caótica, pues la entrada de mi cajón está un poco escondida (o al menos no la vi bien) y con decenas de «sorry» llego exactamente 15 segundos antes del pistoletazo de salida.
Cuenta a atrás y fogonazo. Salgo con cuidado, evitando empujones y tropezones; pronto se forma un grupo que avanza a ritmo constante de 3’30. Rápidamente me doy cuenta que todos corren la media maratón ya que el color de su dorsal es el negro (azul el de los 42), sorprendidos me miran y me preguntan que si «full». Cierto es que algún maratoniano más corremos juntos a ese ritmo, pero sólo nos acompañamos durante los dos primeros kilómetros – aún sigo sin entender ese tipo de salidas de los corredores cuando te enfrentas a un maratón-. Primer punto de control en el pk3’8 y con él, primer avituallamiento. Nadie coge agua excepto yo, que acostumbro a no dejar pasar uno. Me toca apretar un poco en ellos ya que eso 2 segundos que invierto en beber a gusto me alejan de los 5 corredores con los que voy. Nos vamos haciendo relevos para sobrellevar mejor esos 15km/h de aire que hace. Grupo experimentado, amable y educado con el que voy parando mis parciales a la perfección según mi estrategia mental, que no era otra de hacer una primera vuelta de media maratón a un buen ritmo y la segunda, que en principio (y en final) se iba a levantar el aire, intentar mantener pese a las circunstancias. Mis parciales no me sorprenden; estoy fresco, sé qué y cómo lo tengo que hacer y mantengo a pulsaciones estables un ritmo que me marcan las muescas de 5 y 10 kilómetros en 17’20» y 34’46», con un paso de la media maratón en 1h15’06». Con el recorrido ya sabido, ahora sólo queda hacerlo lo mejor posible con una segunda parte absolutamente sólo, luchando cara a cara contra un viento con rachas de 43km/h; una auténtica batalla.
Hablando sobre el recorrido, a la hora exacta habíamos salido del complejo comercial de Eurovea, aledaño al gran Danubio, un sólo giro a derechas tras 50m y enfilamos una recta de casi 2 kilómetros en dirección norte, que con otra a derechas nos obligan a ponernos en fila de a uno para recorrer otra gran recta de 3 kilómetros; a mi parecer la parte más fea del recorrido. Giro de 180ª y vuelta en dirección contraria y siete aburridos kilómetros aunque con vistas a bonitos edificios. Nos metemos en el centro de la ciudad, algunos tramos de no más de 80 metros de adoquín, llevaderos, y con un maravilloso recorrido por sus calles del casco antiguo. Un pequeño enrevesado y nos colocamos a orillas de rio Danubio, para mí, extraordinario porque aunque no es mi Pisuerga, no corro todos los días a orillas de semejante emblema centroeuropeo. Con este paisaje corremos durante otros 10 kilómetros no sin haber hecho otro giro más de 180ª. Aquí viene la parte más dura del recorrido, y es que hay que salvar un largo puente, el Stary Most, con el que cruzas el ancho rio para dar un pequeño recorrido por un bonito parque y volver a pasar el puente de nuevo, con los que 300 metros después llegas a arco de meta (o a 50m para dar otra vuelta). En cuanto a desnivel, decir que es un perfil claramente plano, con algún falso llano pero sin importantes elevaciones exceptuando las cuatro veces que pasamos el puente.
Tras este inciso de recorrido, vuelvo a hablar de mi batalla personal contra el viento eslovaco, aunque realmente no hay mucho más que rascar; veintiún duros kilómetros en solitario (alguno más). Careo con esos permanentes 30km/h con rachas de 43. Careo con el puente. Careo con los vasos duros de los avituallamientos que me dificultaban beber sin toser. Careo con los geles que esta vez, y después de muchos maratones volví a echar mano de ellos, y es que el esfuerzo realizado así me obligaba. Careo con los corredores que iban delante mío y que en tantos giros iba contando posiciones. En resumen: un repertorio de careos.
Con todos estos pocos datos de carrera, tanto de ritmos, como de inclemencias climatológicas y perfiles, consigo parar el crono oficial en unas impresionantes 2h36’17», entrando en novena posición absoluta, que sumado a lo vivido el día anterior, consolidan al Maratón de Bratislava 2023 como una de mis mejores experiencias personales en los 42k, tanto ociosa como deportiva.
Una vez en el cuello la preciada medalla, y con bastante frío, post-meta muy abundante con camiones enteros de latas de cerveza de distintos sabores, así como complementos recuperadores, fruta y bollería; todo esto sumado a que este maratón tiene uno de los mejores (o el mejor) equipo de voluntarios en los avituallamientos. El personal más correcto y profesional en su menester de los 43 que he vivido ya. Esto, a ritmos altos se agradece, y mucho. Con expectación, esperamos la entrada pletórica de Thomas y su primer sub3h, que festejamos acorde con lo conseguido. Enhorabuena, querido amigo !! Tras todo esto, ducha y recovery más que merecido para volver a la capital austriaca por la tarde. Más turismo y descansar del largo día de emociones y finalizar la experiencia maratoniana número 43 con otra mañana de turismo y vuelta a casa.
Gracias de todo corazón a Thomas y Verónica por su amistad, su bien querer, su apoyo físico y moral, a Saioa por habernos compartido el viaje, a Borja por su preciado tiempo dedicado en Viena, a Absotec, por su apoyo en el evento, y a todos y cada uno de los amigos, conocidos y familiares que han estado pendientes de qué iba a pasar por esas tierras. Gracias de verdad !!
Como «no hay mal que por bien no venga», esta tercera mejor marca personal tras Chicago’22 (2:32:05) y Zaragoza’21 (2:32:50), siendo el sexto maratón de este año, sin haber tenido esa preparación especifica y dedicada a competición, me quiere hacer ver que este año no tenía que correr en París porque ojalá lo haga el año que viene (Maratón de las Olimpiadas París 2024); me dice también que sin esfuerzo no hay gloria y que el sub2h30 en maratón no está lejos; y también me dice que ese día que decidí ir DE PARÍS A BRATISLAVA, fue el primer gran día de mi 43 maratón.
Próximo evento: MARATÓN DE LONDRES el 23.04.23 (mi tercer major)
Salud & kms