Han pasado dos días desde que cruzara la meta de mi trigésimo maratón y dependiendo del momento del día en el que estoy, pienso cosas distintas; contrarias diría yo. Allá voy con las dos vertientes:
Con todos mis respetos a los demás corredores, por supuesto, escribo lo siguiente.
1. NO soy maratoniano de 2h51. Lo digo así porque en tierra de olivos he gestionado mal la carrera desde el primer metro. Salir como un caballo desbocado y parar el primer mil en 3’00» no es ni medio normal. La euforia, la impaciencia, y quizá un toque de vacile (cosa que no es habitual en mí y por ello pido disculpas), es un suicidio, teniendo en cuenta que ésto se acaba después de 42 km y pico. Primer 10000 en 35’10, más de lo mismo. Media maratón en 1h17’49», similar, y el km 30 en 1h52’00, una contraindicación.
2. He salido a por todas, con ambición, poniéndome a prueba una vez más. Pensando, en qué quien no arriesga, no gana. Pensando también que revalidar el título de campeón, sería el colofón para amar aún más de alguna manera, a esta ciudad que me da una calurosa y muy agradable bienvenida. Que si estoy en un gran momento, también quiero que Jaén sea participe y responsable de ello…
Pero en el kilómetro 39 un servidor colapsa.
Ese esfuerzo titánico pasó factura, y después de ingerir geles sentándome bastante bien, y dando gasolina cuando empezaban a aparecer las flojeras, el agua de una botella casi congelada que me tiré por la cabeza, hizo que una especie de corte de digestión me hicieran parar durante 30 segundos, devolver e intentar recomponerme.
Para entonces la carrera ya había pegado un cambio brusco. Mi perseguidor de los primeros 36 kilómetros, ya no lo era, y me había pasado su testigo. Eso hizo venirme muy abajo ya que sabía que no iba a aguantar su ritmo. Lo intenté y peté. Obvio!! Mi más sincera enhorabuena, compañero!!
Las 105’5 vueltas al tartán de la pista de atletismo de La Salobreja, iban a darme un regalo sin que yo me lo esperara, y es que después de este problema, volví a echar a correr los últimos 3 kilómetros a un ritmo aproximado de 5’15, disfrutando con mis compañeros y amigos del evento, charlando con ellos, algo que nunca había hecho antes en un maratón de esta manera. Me ayudó a darme cuenta que llegar el primero es lo máximo, pero que llegar bien, es maravilloso (y necesario).
Lo que pase en Roma aún no lo sé, pero en mente tengo (aunque la última decisión la tendré el mismo sábado) algo muy heavy; batir la segunda mejor marca de España de 50 millas (casi 81 kms) del 2021, que resulta que casualmente es mía con 6h07’12», conseguida el pasado 10 de diciembre en el campeonato nacional sueco de 100km disputado en Växjö. Para ello hay que correr mucho y con cabeza, y puedo asegurar que durante este mes han habido mucho aprendizajes.