EL 69 SIEMPRE ES BIEN !!
Está claro que cuando nombramos o pensamos en el número 69, la imagen que dibuja nuestra «pervertida» mente es otra a la que le doy yo en este caso. Lodz sería el último maratón de la decena de los sesenta, pero la primera pregunta es: ¿por qué Lodz? ¿Dónde está?
Lodz es una cuidad de Polonia (lacuarta más grande) a unos 120 kilómetros al suroeste de Varsovia. Correr allí, sinceramente ha sido por descarte: el 28 de abril había buena oferta, pero la mitad no me convencían. Madrid fue el primero de todos y dije el mismo día, que no repetiría (de momento sigo pensando lo mismo) y Hamburgo ya lo tengo hecho, y no precisamente con buen final. Descartando éstas desde el primer momento, Aveiro era clara candidata, pues lo tengo a 4 horas de casa en coche, de hecho, antes de comprar dorsal, ya tenía reservado hotel para pasar el fin de semana en tierras portuguesas. La segunda y también posible opción era Albi, a una hora de Toulouse, la cual me quedé con las ganas de hacer un par de años atrás. Con todos los planes puestos en la Venecia Portuguesa, un cambio inesperado en mi trabajo, hacen que durante la semana previa y posterior al evento, fuera a estar por Alicante, por lo que anulo todo y me pongo a buscar más opciones. Ahotu abierto por un lado, y el buscador de vuelos por otro, comienzo y ahí estaba Lodz. Asombrosamente para mí, hay un vuelo directo a la cuidad, desde Alicante por 25€, por lo que volver a Polonia 15 días después de haber corrido en Cracovia era el nuevo plan. La vuelta, desde Varsovia por poco más, la misma tarde del maratón a las 19:00. Ultra-perfecto !!!
Como ya me pasó con Cracovia, hubo algún que otro contratiempo a la hora de hacer formalizar mi inscripción, y es que para hacer el pago, solamente se podía hacer con una especie de «bizum» polaco, el cual, no podía efectuar. Con los vuelos comprados, no podía comprar el pectoral. Rabia y frustración.
Suerte que tengo amigos y conocidos por todo el mundo; eché mano de memoria, y me acordé de Norbert, un chico polaco al que llevé en el grupo de las 2h50 en el maratón de Roma el pasado mes de marzo. Le comenté mi problema y sin dudarlo, él compró mi dorsal. Después con un PayPal compensé todo.
A las 9:00 del sábado ponemos pies en Polonia Saioa y yo, pues entre lo liante que soy y lo que se deja liar, todo es muy fácil. El vuelo a las 6:00, eso sí. Directamente al hotel, que aprovechando lo barato del país, nos hospedamos en un Hilton. Como no podemos hacer check-in tan pronto, nos vamos a la Expo, situada en los aledaños y parte inferior de las gradas del estadio de fútbol. Expo sosa, pero muy correcta. Un gran número de adolescentes repartiendo las bolsas (completísima) y las camisetas; algún que otro stand de ropa y nutrición, y cómo no, el stand de DOZ, patrocinador principal del evento, que en esta ocasión es Campeonato Nacional Polaco de Maratón.
Una vez recogidas los kits, de nuevo al hotel, y típica activación pre maratón por el parque de enfrente al hotel. Maravilloso, por cierto.
Ducha y turismo a tope para conocer la ciudad, centrándonos fundamentalmente en la calle Piotrkowska, la segunda calle comercial más larga del mundo con 4’2km (tras la calle Alcalá, Madrid), que une la plaza de la Libertad con la Plaza de la Independencia. Iglesias, catedral, y arquitectura, para parar, contemplar y fotografiar.
El día L ha llegado. En Lodz, un 28 de abril, el Sol sale a las 5:20, y la carrera comienza a las 9:00. Por suerte (o no), pese a que esta cuidad es muy lluviosa, hace un día esplendido, pero más bien para tomar algo en una terraza de Piotrkowska. Amanece con 14 grados, y poco a poco irá subiendo. Hay un poco de brisa, pero a priori, nada alarmante. Vamos hacia la salida, en la explanada del Atlas Arena y Estadio de Futbol (14 minutos andando). El ambiente es muy bueno, cientos y cientos de corredores y acompañantes nos juntamos en la gran zona de salida. Poco antes de la salida, nos vamos a dejar los enseres al depósito de bolsas, bien situado y organizado. Saioa y yo nos despedimos y cada uno a su cajón (ella corre los 10k).
Llegan las 9, y con ella, el pistoletazo de salida. Yo, en primera fila, para no perder buenas costumbres arranco a paso alegre pero muy controlado. 3’46/km para ser exacto. Hemos formado un pequeño grupo de unos 20 corredores, pero con mi experiencia, y sabiendo lo que suele pasar en las salidas maratonianas, sabía que eso se iba a disolver rápidamente. Exactamente 3 kilometros. A partir de ahí, dos chicos polacos y yo, marcamos un ritmo exacto con pronostico sub2h40, y pregunto si es así lo que pienso. Efectivamente, tanto Cristof como Matteo buscaban esa marca, pero intuyo que van a quedarse no tardando demasiado. Los kilómetros pasan de uno en uno, como siempre, mientras bordeamos la zona verde en donde se encuentra el zoo de Lodz; eso nos lleva 7 kilómetros para pasar de nuevo por la zona de salida. Como mi intención no es otra que la de disfrutar de otro maratón más, sin buscar marcas específicas, y teniendo en cuenta que estoy muy a gusto con ese ritmo, ofrezco a Matteo ser su liebre personal, poniéndome delante de él para combatir el viento que hay, que cada vez es algo mayor. Él, sin titubear, está de acuerdo. ¡Cómo para no! En el kilometro 7, 8, 9 y 10, bordeamos el parque por el que había entrenado la mañana anterior; otro bonito recorrido. Paso de los primeros 10k en 38:13, a un ritmo medio de 3’49/km, calcado al parcial de los primero 5k. Ahora, nos alejamos a la parte oeste de la cuidad, por amplias avenidas, para llegar hasta el Palacio Tuwima, en el barrio de Retkinia. Matteo sigue mis pasos, pero en el pk17 miro hacia atrás y le saco un poco de ventaja; freno y le animo a que se pegue a mí, pero me hace señas de que no. Con este panorama, continúo sólo. Repito que es el kilómetro 17, y nadie absolutamente nadie por delante a mi vista. Pienso en ese momento que se me va a hacer bastante bola mi 69 personal. Manteniendo el paso firme, llega el final de la primera mitad de carrera, haciendo una muesca en el crono oficial de 1:20:42 (a 3’50/km). Sigo fresco de piernas, pero no tanto de cabeza. La temperatura ha subido bastante y mi gestión de sales empieza a ser clave para mi rendimiento, ingiriendo una cápsula cada 30 minutos. Había quedado con Saioa que nos veríamos en la puerta del hotel, exactamente kilómetro 26, y así fue. El panorama es bastante singular: un tipo corriendo en solitario, sin nadie por delante y sin nadie por detrás, por una avenida gigante y saludando a todo aquel que se cruza en su camino, la cruda realidad del maratoniano (la soledad).
Justo después de este video, empiezo a tener problemas. El viento se ha levantado de repente hasta los 30 km/h, y no consigo mantener un ritmo uniforme, además, sendos ataques de tos durante todo el fin de semana, me habían dejado el abdomen con agujetas de tanto esfuerzo, y de vez en cuando me repercutía en carrera. Esto segundo no repercutía en mi carrera, pero sí andaba con precaución en todos los avituallamientos a la hora de beber, ya que si tosía, y empezaba con un ataque, me iba a pasar mucha factura. Kilómetro 28, pasamos por la calle principal, en donde todo el paseo de la jornada anterior tenía entretenido mientras volvía a pasar por esa maravillosa calzada. De ahora en adelante, callejeo por la parte este de la ciudad, llegando a una iglesia ortodoxa muy bonita y por la nueva y famosa estación de trenes Frabryzna. Parte final del recorrido, con algún que otro falso llano, salvando puentes para cruzar las vías, con un viento endemoniado que sólo hacía que pensara en acabar.
Habiendo bajado el ritmo considerablemente desde que comenzara la batalla Jaime VS viento, paro el crono en unas maravillosas 2h46’38», al más puro estilo de Frankfurt o Luxemburgo, es decir, dentro de un estadio, a oscuras, con música alta, y muy bien animado. Puesto 25ª absoluto en un nacional no esta nada mal, pero teniendo en cuenta que ha sido el 4º maratón en 4 semanas consecutivas, y el 12º del año, está aún mejor. Orgulloso de mí mismo, contento con mi actuación y muy feliz, nos vamos con nuestras medallas casi directos a Varsovia para prender el vuelo; a tener en cuenta, trenes post-maratón gratuitos a alrededores y capital con la red LKA para cada corredor y un acompañante enseñando un localizador. Maratón número 12 hecho, y me paro a pensar por momentos en esos retos que pasan por las mentes maratonianas tantas veces. Esos retos de 12 meses 12 maratones…y sinceramente pienso que estoy un poco loco…pero FELIZMENTE LOCO.
Sinceramente, le doy un notable alto al evento por lo vivido, la buena organización, lo bonito del recorrido y la cuidad. Tras Italia, coloco a Polonia como país imprescindible para correr.
En esta ocasión, tengo que agradecer enormemente el buen corazón de Norbert al ayudarme con el pectoral, y como siempre a los que seguís mis aventuras con casi tanta pasión como lo hago yo, a Absotec como patrocinador principal (nueva renovación) y a LevelUpSuplementación por la gestión en carrera. Una mención especial para Waldek, un chico polaco que conocí en Chipre y volví a ver en el tren a Varsovia. Como me dice él: «Polonia te ama»
Próximo evento maratoniano: Praga el 5 de mayo, el quinto maratón en cinco semanas consecutivas de los siete que haré como preparación de los 100k de Pasattore. Vuelvo a la capital Checa para ser pacer 3h después de dos años.
EL 69 SIEMPRE ES BIEN !!!
SALID & KMS