DE MILAGRO EN MILAGRO !!
De milagro en milagro porque haberme puesto en línea de salida fue el primero y haber traspasado la línea de meta el otro:
Correr en Marrakech, tarde o temprano iba a suceder. Principalmente porque es un destino al que tenía ganas; también por lo económico del viaje, y por ser el principal aeropuerto del país africano más cercano a España.
No había llegado el verano del pasado año y ya estaba revisando qué correr y dónde en el mes de enero. Haciendo números, la mejor opción iba a ser Marruecos, porque mis otras dos posibilidades, que mantengo un poco al margen porque seguro que una de ellas la haré el año que viene, se iban bastante de presupuesto, teniendo en cuenta cómo iba a acabar el 2024 (47 eventos, 36 de ellos fuera de España). Vuelos de ida y vuelta por unos 70€ a unos horarios perfectos para mí y la inscripción por el mismo precio, me iban a brindar el momento de correr mi primer maratón en tierras africanas sin haber oído aún maravillas del evento de Marrakech. Sólo era cuestión de tiempo comprobarlo.
Llego a Marrakech a las 23:00 pero hasta las 00:00 no salgo del aeropuerto a causa de los controles. Mi taxista me espera en la puerta y me lleva hasta la calle más cercana en donde se encuentra mi Riad. Un hospedaje típico marroquí, con un encanto maravilloso. Como quiero aprovechar bien el único día completo que tengo para conocer lo máximo de la ciudad, madrugo, y lo primero una activación. Se me hace un poco tarde a causa de algún que otro contratiempo, pero salgo airoso. Me preparan el desayuno y salgo hacia la Expo velozmente ya que la tengo a poco más de 3 kilómetros de mi hospedaje.



Inciso importante: desde la vuelta del viaje de la semana pasada volviendo de Roma de correr el 10k de la Corsa di Miguel en donde descuidadamente me quedé dormido bajo el chorro de aire frío del avión, venía arrastrando un dolor de garganta seco con alguna tos; algo que se había agravado un poco durante el vuelo a Marruecos.
Por otro lado, ya me había avisado un montón de amigos, conocidos, y seguidores del tema del agua: prohibido beberlo, si no quieres consecuencias fatales.
Además, las especias, ni me gustan ni mi cuerpo las tolera (exceso de pimientas, comino, clavo, curry…), sumado a mis intolerancias múltiples (gluten, lactosa…)….o sea, Marruecos iba a ser mi Paraíso !!
Tras seguir a un grupo de corredores que también se dirigían a la Expo, llego a ella situada en La Plaza 16 de Noviembre. Primer caos a la vista: hay muchísima gente y el recinto es excesivamente pequeño. No hay ningún cartel sumamente claro en donde te indique dónde colocarte para recoger tu dorsal, y yo, me coloco en el que intuyo mejor (pone «recogida maratón). Tras una hora exacta de fila, llega mi turno y me dice que esa fila sólo es para agencia de viajes, por lo que por educación, me pongo en la supuesta correcta al final de la fila. Comienzo de nuevo pero malhumorado. Cuando estoy a escasas 20 personas de que llegue mi turno (sólo atendía un voluntario), me doy cuenta que tengo que enseñar el email de confirmación para recoger mi dorsal, pero no tengo internet, y no me cargan los emails anteriores. Justo, cuando llega mi turno, entra por la puerta del recinto mi amigo londinense Oliver quien me da WiFi, enseño mi correo, y me dice que esta fila es de otro operador de viajes, que mi fila es la de mi lado derecho. Sin perder demasiado los papeles, le digo que llevo 2 horas perdidas haciendo fila por su mala organización poniendo a una sola persona por stand para entregar 14000 dorsales y más o menos amablemente me otorga mi número y mi camiseta. He perdido toda la mañana, y frustrado me voy del «recinto» sin más miramientos que hacerme una foto en el fotocall para mi típica y obligatoria foto anunciando que estoy a punto de correr el siguiente maratón. Puro protocolo personal.



Marchamos Oli y yo de ese colapso mental generado para empaparnos de la cultura mora de la ciudad, no sin antes tomarnos un café rápido de camino. De 12 a 14 de turismo enriquecedor para acabar comiendo en la azotea del Hotel Café de Francia en la famosa Plaza Jemaa el Fna. Tanto miedo a que algo me siente mal el día previo de la carrera que como un guiso de verduras. Algo demasiado suave, pero apostando sobre seguro.



La jaqueca que tengo es terrible, y me ha empezado a doler la cabeza horrores. Toso sin parar y me duele bastante el estómago. Con tanto cansancio siento que me voy a echar la siesta a mi Riad. El dolor de tripa es preocupante mientas ando los 25 minutos que me separan de la plaza, cuando comienzo a pensar y a darme cuenta de lo que estaba pasando. Sólo había bebido agua embotellada, pero…y el café del desayuno, el de media mañana y el de la comida ?!?!? Pues eso !!!!
Tras quedarme vacío y descansar poco menos de una hora, salgo de nuevo para hacer turismo. Mis defensas las tengo por los suelos, pero quiero ver el bonito y famoso atardecer rosaceo de Marrakech. Tras ello, me voy a descansar.



El día M ha llegado. Me despierto a las 6:30 y pido mi café con agua embotellada. A buenas horas!! Con más dudas que nunca de ponerme en línea de salida voy andando hacía la Avenida de Menara, a otros 25 minutos. Sin ropa de abrigo, ni el buzo que acostumbro a ponerme previo a los maratones, ya que no me he dado cuenta de que no hay guardarropas, estoy bastante destemplado. Tengo bastante frío mientras llego, estoy y espero a la hora de salida. Hay 7 grados. Nos dejan a un lado, sin abrir el acceso hasta la hora en punto de salida. Con retraso, me pongo en línea de salida cuando, junto a Oli, se acerca el que fuera a ser mi Ángel de la Guardia durante todo el maratón: mi amigo alemán Konstantin. Presenciamos un amanecer precioso mientras llega la hora de entrar al cajón (todos revueltos).


Pistoletazo de salida que no oigo, y comienza mi maratón numero 89 !! Salgo a un ritmo muy cómodo de 4’05/km. Oli a un lado y Konstantin, que ya ha puesto en marcha el altavoz que siempre le acompaña, al otro. Parece que vamos a hacer el maratón juntos, pero Oli se deja caer rápidamente; también tiene problemas estomacales. Las avenidas son amplias, rectas, anchas y preciosas, con grandes mansiones a los lados, y todo bordeado por palmeras. Llegamos a los pies del aeropuerto cuando de repente nos adentramos en un basto paraje de olivos. Un recorrido, repito, maravilloso, sin apenas animación, pero eso es lo de menos. Lo que veo me gusta, y sobre todo: mi cuerpo me esta respetando.



Busco el control de pulsaciones, y con cada zancada, la suavidad de mi respiración. Paso la media maratón junto a Konstantin en 1h27’20 (ritmo medio de 4’08/km) cuando el alemán, me dice que baja ritmo porque es demasiado para él. Continúo dos kilómetros más hasta que me da el primer ataque de tos, que afortunadamente, solvento parándome sólo unos segundos, pero unos metros más adelante me da otro. Medio minuto parado, intentando relajarme para proseguir y continúo, pero exactamente en el 30 me da otro aún más fuerte. Paro en el avituallamiento y me reconformo, 2 minutos de agonía que han dejado mi garganta y mi abdomen destrozado. Continúo la marcha y parece que todo está perfecto, de hecho, los dos siguientes kilómetros los hago a un ritmo cómodo y veloz de 4’02 y 4’14, pero de nuevo me toca parar. Carlos, un amigo maratoniano catalán me reconoce y para a mi lado, me pregunta que qué puede hacer por mí, y yo sin darle mucha importancia le digo que siga, que nos vemos en meta, que estoy bien, pero que tengo que ir despacio porque no me deja correr la tos.


Ahora una buena sesión de arcadas y un pulso alto me acompañan mientras toso sin control hacen que tenga que parar más de 3 minutos. En ese momento pienso en que por primera vez me va a tocar abandonar. Abandonar por darme cuenta que no tenía que haber empezado. Abandonar por impotencia de no poder controlar los ataques de tos. Tos que me atraviesa todo el pecho y hacen que me ardan los pulmones, pero como decía antes, mi Ángel de la Guarda estaba a punto de aparecer. Konstantin para a mi lado, me coge de la mano y me invita a seguir. Le cuento lo que me pasa y me dice que tantas veces ayudo yo a tantísimos corredores que hoy le toca a él ayudarme a mí. Sus palabras además de emocionarme en ese momento (y ahora quizá más) me llegan donde me tienen que llegar, a los dos motores más importantes: la cabeza y el corazón. Estamos en el kilómetro 37 y continuamos a aun ritmo fuera de peligro, sin prisa alguna, contemplando la belleza del paisaje que por muchos momentos me había perdido. El terreno pica hacía arriba en esta parte de la carrera, pero da igual. Voy bien, estoy respaldado, y estoy realmente emocionado de lo que ha ocurrido. A ritmos de 4’50/km nos acercamos a la avenida donde salimos hacía poco más de 3 horas para agarrarnos las manos y entrar juntos en esa bonita meta.
3h11’20» para mi maratón número 89, mi primer africano. Deshidratado por completo, y un poco desfallecido, nos dirigimos rápidamente hacía la zona del avituallamiento final y entrega de medalla, pero hay mucho revuelo. Más que revuelo hay «peleas» y empujones, y es que no había medallas. Los corredores del maratón y de la media maratón se acumulan en la supuesta carpa de entrega de medallas sin recibir ninguna. Yo, sin titubear, agarro una bolsa para coger el agua, y le arrebato una medalla a un voluntario para salir lo antes posible de ese cocedero. Respiro, me calmo, y al Riad paso a paso a recuperarme bien, para hacer un poco más de turismo antes de volver a casa.



Volveré a correr el maratón de Marrakech para quitarme la espina clavada, para volver a disfrutar de esta bonita ciudad, de esa cultura y de ese precioso recorrido, que en esta crónica no he hecho tanto hincapié, pero mi salud ha eclipsado todo lo demás. Realmente, lo recomiendo pese a los errores continuos.
Diagnóstico médico: fuerte gripe.
Próximo evento: MARATÓN DE MIAMI el 2 de febrero como pacer 3h.
SALUD & KMS