2h59’55» en el maratón de Praga para sumar a mi lista de maratones y a mi currículum como pacermaker. La capital checa estaba en mi lista de deseos a medio plazo para recorrer sus calles. Digo a medio plazo, porque hasta este mes de abril no me lo había planteado.

Hace 3 años, me puse en contacto con la organización para ofrecerme como guía de 3h, y la respuesta fue clara y rotunda. «Los pacers del maratón de Praga son de un club de la ciudad y no entra nadie». Bien es cierto, que hasta este año no había liebre de 3h, y gracias a unos buenos contactos y mi experiencia impecable (al 50%), este club me iba a brindar el honor y la oportunidad de hacer el trabajito checo. Mil gracias Fede.
Cuando ya se formaliza la inscripción y me van dando detalles de cómo organizan todo, me doy cuenta la importancia de este evento. «etiqueta élite» así lo corrobora. Maratón entre los maratones, como uno de los mejores y más importantes  de Europa, y allí iba a estar yo, estrenando bandera de 3h, y dando un toque más prestigioso al evento.
Desde que la noticia se dio a través de redes sociales no dejé de recibir mensajes de preguntas de cómo iba a plantear la carrera…íbamos a ser un gran grupo. 
El sábado muy temprano, vuelo a la ciudad, me recibe Pavlina con una gran sonrisa y rápidamente creamos buena conexión. Llego a tiempo al briefing frente a mi hotel, y allí conozco a todo el pacer team. Unos tipos maravillosos, educados, agradables, sonrientes, y siempre pendiente de mí. Jirka (el jefe) me da la bienvenida como él dice que me merezco. Qué bravo!!! Al igual que todos mis compañeros. Una vez hecho esto, me acercan a la feria de corredor. Lugar bastante alejado, pequeño y con gran afluencia de participantes ya que son las 12 de la mañana del día previo. Lo normal. Bastante bien organizado pero sin stands de otros eventos. Raro me pareció. De allí, vuelvo al hotel y salgo a hacer mi típico rodaje de 5 kilómetros pre maratón. Hace calor.
Por la tarde turismo y cena con el equipo; después a descansar. 

Llega el día P. Desayuno 2 horas antes de evento, como siempre. Me recogen en el hotel para ir hacia la salida a preparar los atuendos. El ambiente es brutal. Mis compañeros siempre pendientes de mí, me hacen pensar que no confían en que ese español que conocieron el día anterior, vaya a hacer un buen debut de la nueva bandera sub3h en su evento. Quizá sólo eran cosas mías. 
40 minutos antes del pistoletazo, tenemos nuestra presentación oficial a todo el público. Todos los espectadores pendientes de unos muchachos que guiarán a la gloria a los corredores. El primero: un servidor. El speaker dice con mucha dificultad mi nombre y enfilo la larga alfombra azul para colocarme frente a las cámaras. Qué momento más bonito en la maravillosa plaza del reloj. 

Llegada la hora, me coloco en mi sitio. Varios corredores me saludan, y otros tantos me preguntan por la estrategia. Lo de siempre. No quiero ni debo quitarme protagonismo, pues muchos confían en mí. «only follow me» les digo. 
Abrumador silencio y pistoletazo a la hora exacta. Salida un poco atropellada, pero alegre. Cierro los 4 primeros parciales a un ritmo cómodo para todos de 4’10, ya que pica un poquito hacia abajo. En el 5, me mantengo a ritmo carrera. El grupo es gigante. Los kilómetros van pasando y la temperatura ya ha subido algún grado de los 15 con los que empezamos. Eso nos va a pasar factura y lo tengo en cuenta desde el principio. El primer avituallamiento está mal colocado, en el 6’5, y eso ya me empieza a mosquear, la deshidratación va a ser inevitable y empezamos mal. El segundo, a los 2’5 kilómetros de anterior…algo no me cuadra. 
Seguimos con el plan, y cada 2 km, canto el tiempo que llevamos de margen. Estabilizo desde el 5 al 34 en 25 segundos de margen. Fantástico. La media maratón la paso en 1h29’40». Los toboganes no se acaban y subimos con un poco de margen, para recuperar durante 10 segundos y ganarlos en los próximos 2 minutos. Estrategia perfecta que todo el grupo agradece. Como de costumbre, esprinto en los avituallamientos para recoger 8 o 10 vasos con agua y repartirlos entre quienes no han podido beber, pero ya me doy cuenta que hay algún espabilado que directamente no coge porque sabe lo que hago. Eso conmigo no funciona dos veces, y lo dejo claro.

El recorrido es sencillamente maravillosos y espectacular, saliendo, como antes comentaba, de la plaza del reloj, con la imponente iglesia de Tyn respaldándonos, y enfilado la orilla del río Moldava, dirección este, habiendo atravesado el puente más famoso de Praga: el puente de Carlos. Hacia el km 8, volvemos a atravesar el río y vuelta hacia el centro por la otra orilla. Justo antes del 13, volvemos al punto de partida, la gente, aunque le cuesta, anima por lo bajini, y yo, como de costumbre, me vuelvo en qué se vengan arriba conmigo. Eso motiva a los chicos, y lo agradecen. También quedan asombrados. El segundo tercio de la carrera discurre de nuevo por la orilla del río para adentrarnos en la parte de la cuidad nueva, con la casa danzante como uno de sus atracciones a las que mirar mientras corres. 

Vamos recortando distancia, y ahora si que el calor está empezando a dar problemas. 22 grados y poca sombra, hacen que un sólo vaso de agua sea poco para contrarrestar la deshidratación. También la falta de esponjas hacen que piense que el grupo tan grande que comenzamos mermaría demasiado. La última parte de la carrera, me destroza. Me explico: esos 25 segundos que teníamos de margen, de repente se esfuman en el punto kilométrico 36. Ese cartel está mal colocado, y ahora son 12 segundos los que voy por debajo. Problemas!!  No precisamente para mí, pero sí para el grupo, que reviso sus caras y no están como para recortar. Por ello, decido ir muy poco a poco, arañando 1, 2 o 3 segundos por kilómetros, y que se lo jueguen todo en un último «sprint» en el último 1000. A TODOS LES SALE BIEN. 
El video de mi entrada, es para no perder detalle. «El speaker lo deja claro: el pacer español entra exactamente en su tiempo establecido, GRAN TRABAJO». Ese era mi trabajo y salió perfecto, sin más. Con lo que realmente me quedo, es con la lucha de mis chicos, con esas caras de sufrimiento al entrar, con esos llantos, con esa rabia final sobre la alfombra azul, con los abrazos recibidos y los agradecimientos de corazón cruzada la línea de meta, con el saber que lo he vuelto a hacer bien. 2h59’55» muy controlado lo asegura. 

El trato recibido desde dentro de la organización, de todos mis compañeros de trabajo, ha sido mágico y absolutamente encantador. Quiero dar las gracias de nuevo a Fede, Jirka, Pavlina, Verónica, Thomas, Kafka, 

Anna, Tcibor, Manu, Jana, Karel, Richard, Helena, Honza…(disculpad los no nombrados).
Mi 27 ya está en mi cabeza, en mis piernas y sobretodo en mi corazón. Por más maratones como el de Praga, yo digo: SALUD & KMS