LARGA VIDA AL PACER !!!

Larga vida al pacer y ya van 37 las veces que hago este trabajo en maratón. Creo que se dice pronto. Creo que, sinceramente, es la labor más bonita del mundo, hablando de running. También creo que mis resultados hacen que siga queriendo ser liebre y disfrutando como disfruto llevando a ritmo controlado a un buen puñado de corredores a la gloria personal, en este caso, en forma de 2h50′.

No puedo decir cómo nace hacer Roma 2024, porque sencillamente es un fijo en mi extenso calendario anual (el año pasado 20 maratones). No es cuestión de no poder, sino de no querer decir que «no»; pero obviamente esto no sólo depende de mí, pues en esta edición han habido algo más de 1500 solicitudes para cubrir alguno de los muchos ritmos en carrera. Cierto es que ser liebre de 2h50 no está al alcance de muchos corredores (modestia a parte), pero esa es la realidad y Federica, de nuevo, con datos y currículos en mano, no duda en darme ese hueco marcando el ritmo más rápido en el mejor, mayor, y más importante evento maratoniano de toda Italia.

Hablando un poco de mis números hasta ahora, éste iba a ser mi 4º Roma seguido, con trabajos de liebre de 3h, élite mundial femenina y 2h50 x2, también mi 7º maratón del año, mi 16º maratón en Italia y mi 64º en total (en 6 años). Creo que se nota que busco cantidad, pero ligada a la calidad, y a Roma le sobra. Hago un inciso comentando que todo lo que escribo es lo que vivo yo mismo en primera persona, teniendo en cuenta que no soy un corredor como otro cualquiera, sino que en cierta manera estoy dentro del evento; por eso es posible que no coincidamos si corriste esta edición de Roma.

Tras un comienzo de año frenético, que por cierto seguirá siendo así (abril estará completo), y con mi último maratón en Bolonia el pasado 3 de marzo, tenía descanso de un fin de semana para preparar con un buen mantenimiento esta cita. Busqué alguna carrera que me sirviera de entrenamiento con dorsal, y me presenté en Málaga para correr su media maratón, con un buen registro muy controlado de 1h18’32», dando esa chispa que necesitaba a los 14 días entre Bolonia y Roma.

Me presento en la capital italiana el jueves, y tras un turismo nocturno de calidad, voy a descansar para el viernes ir a la Expo a por mi dorsal y saludar a mis gentes. La Expo, como en años anteriores se sitúa en el Palacio de Congresos, bastante alejado de la ciudad, pero con fácil acceso en autobuses desde el centro que te dejan a las puertas en poco menos de una hora. Feria de corredor a la altura de la envergadura del evento. Este año hay récord de inscripciones con 19000 vendidas que sumadas a los eventos paralelos van a hacer que nos juntemos 40000 personas con un babero en el frente. Tras un entresijo de vallas, lo primero con lo que te topas es con la entrega del dorsal. Bien organizado con los voluntarios bien formados. Subimos a la planta de arriba en donde recoges la camiseta oficial, y tras unos pasillos en los que se dejan ver los stands de promociones de otros eventos, bajamos a la zona principal en donde suplementación, ropa y otros artículos ligados a este deporte nos deleitan a los presentes, además de zonas de descanso, y el palco en donde se hacen las ruedas de prensa.

Tras la recogida de mi pectoral, voy al encuentro con Federica para mostrarle mi agradecimiento y me paseo por toda la Feria varias veces, saludando a buenos amigos. Toda una mañana de emociones, asimilando de nuevo porqué estoy allí. Por la tarde más turismo y pronto a descansar. El sábado es un gran día. Saioa llega para correr su primer maratón tras 23 semanas de entrenamiento que un servidor ha ideado al dedillo, semana a semana, para un aprobado con nota (spoiler: notable muy alto). Pasado el medio día tengo el briefing técnico de pacers. Caras que no vi ayer me vuelven a alterar de emoción. Tras esta reunión, bajamos todos a la zona principal de la Expo en donde nuestra presentación oficial marca el punto fuerte de la tarde. Al ir por orden, a un servidor lo llaman el primero junto con Marc, que aún no ha llegado desde Barcelona. De nuevo uno de los momentos más bonitos que vivo cada vez que voy a la «Ciudad Eterna» a correr.

El día R ha llegado. Otra vez, el reloj suena a una hora endemoniada (4:30), pues tenemos que estar en la zona de las liebres a a las 6:10 y duermo en Dragona, a 25 kilómetros del Coliseo, además de tener que aparcar el coche e ir andando hasta nuestro lugar (casi 2 kilómetros). Hecho esto, como dato apunto un detalle, y es que, este año el maratón en vez de salir con el Coliseo a las espaldas de los corredores, salimos mirándolo. La razón, es simple: obras en la Plaza Venecia. Algo que apenas haría cambiar el recorrido respecto a años anteriores, excepto los 2 primeros y los últimos 2 kilómetros. Además de esto, hay una clara información previa al evento: en ella se dice, que es obligatorio entrar dentro de la zona de salida antes de las 7:45, ya que el 17 de marzo hay una festividad en Roma en la que el Presidente se mueve y el despliegue de seguridad es tan alto que cualquier corredor que no estuviera dentro, quedaría sin contemplaciones fuera del acceso, no pudiendo entrar bajo ningún concepto. Obviamente el cúmulo de gente en el mismo lugar a la misma hora es grande. El acceso se empequeñece de repente, y la labor de dejar los enseres se vuelve un poco caótica. Antes de esto, nos colocamos los globos. Un auténtico ejercito de gladiadores, tantos como 220 pacers de 57 nacionalidades distintas (podéis volver a leerlo, no hay error en los datos), nos hemos saludado, abrazado, fotografiado con decenas de selfies y echado unas buenas risas. Es un momento mágico que tras 37 veces haciendo este trabajo, puedo asegurar y aseguro que no he vivido en ningún otro sitio. Incluso se podría decir que es exagerado, pero aún así me excita gravemente. Federica lo tiene claro. La imagen de la liebre es fundamental en un maratón, dando tiempos cada 5 minutos desde las 2h50 hasta las 6h30, prácticamente cada 5 minutos, y hasta 4 pacers por tiempo en las distintas oleadas. La organización del equipo es absolutamente perfecta. Hechas oportunas fotos oficiales, nos vamos cada uno a su cajón.

Una vez en línea de salida, lógicamente tanto Marc como yo estamos en primera fila, sólo me queda mandar mucha fuerza a quienes están a mi alrededor, abrazar a mi gran compañero de bailes barcelonés, y cerrar los ojos mientras me tapo los oídos durante el último minuto, algo que he tomado como ritual en todas mis salidas.

8:30, pistoletazo de salida. Llueve confeti tricolor. El Coliseo nos manda un «hasta pronto» y cogemos ritmo. El cálculo, como ya me ha pasado en otros maratones como Valencia o Venecia es fácil: 4’02/km. No puedo decir mucho de nuestro ritmo de carrera más que fue como tenía que ir, pasando los parciales de 5, 10, 15 y media maratón con muy pocos segundos de ventaja: 19:58/40:01/01:00:12/01:24:43; o sea, perfectísimo. La compenetración con Marc es como si nos hubieran separado al nacer con un bisturí. Siempre hay tensión, pero es una tensión llevadera.

El recorrido de la primera parte, si acaso, es la menos apetecible, destacando el pk15’5 en el que paso por la Via della Conciliazione nos regala la Basilica de San Pedro del Vaticano a nuestro frente, algo incomparable. Giro a la derecha y nos paseamos por los atrases del Castillo de San Angelo, varios pasos por los puentes que cruzan el Tiber no rompen la carrera, pero sus contantes falsos llanos hacen esforzarse un poco al grupo. Una vez pasada la media maratón, el grupo sigue intacto; al menos somos 80 corredores y corredoras, varios de ellos, conocidos y buenos amigos.

En cuanto a los avituallamientos, de nuevo comentaré como ya hice en la pasada crónica de Roma que persiste el fallo de colocar sólo líquidos en un lado de la vía, aunque bien es cierto que esto sólo ocurre en los primeros, y que a causa del calor, hay más puntos de los que iba a haber en un principio. La típica humedad romana y una temperatura en torno a los 18 grados, hicieron a la organización colocar mesas con agua y electrolitos antes de que como dice el reglamento pasaran los obligatorios máximos 5 kilómetros. Además, una cantidad incalculable de esponjas daban la oportunidad de refrescarte cada poco tiempo.

Sin duda, a mi parecer, el cambio de aires viene cuando se entra en la Via del Corso, esa que te lleva a la impresionante y majestuosa Plaza del Popolo, con sus dos iglesias gemelas presidiendo, que además de estar repleta de gente animando, te saca de ella misma recorriendo una de mis calles preferidas de Roma; la que une Popolo con España, la Via del Babuino. Para mí, y ya llevo cuatro vueltas corriendo por la capital italiana, momento clave cuando mirando a la izquierda, pasas a los pies de la gran escalinata, y a unos 20 metros de ellas, la bandera de mi patria ondea como a mi me gusta.

Ya hemos empezado los temibles adoquines, que aunque no diré que no se notan, no son un impedimento para seguir el paso disfrutando de las vistas, siempre y cuando se preste un poco más de atención al suelo. En resumen, son corribles y su fama no es tan peligrosa. Tras unos dos kilómetros de disfrute con las calles con más público que anteriormente, llega otro punto importante: la famosa y bellísima Plaza Navona, que se recorre de cabo a rabo, por la que al dejarla atrás ya nos enfilamos a la recta final. Este es el cambio importante del recorrido del que hablaba al principio de la cónica, ya que ahora pica todo hacia arriba. Últimos esfuerzos y lo tenemos. Incomprensiblemente, mi gran globo rojo, que había arrastrado durante más de dos horas y media se explota en el kilómetro 41 y en un acto de «supervivencia», al ir chocando manos con el público, agarro uno que portaba una señora y me lo envuelvo en el cuello. Cojo la mano de Marc y disfrutamos de los últimos metros, dejando al gran Coliseo a la izquierda y parando el crono final en unas perfectas 2h49’51».

Hacía unos cuantos maratones que no lloraba al acabar, en otros, emocionado, pero echar lágrimas y lágrimas no lo recuerdo; Roma vuelve a ser testigo de un gran trabajo, un trabajo complicado dadas las condiciones de ese domingo del 17 de marzo de 2024. Un abrazo verdadero con el catalán es lo que ahora inmortalizado me pone la piel de gallina.

Gracias Roma !!!

Los agradecimientos, que no son pocos, van para todos los pacers del evento al igual que amigos corredores por hacerme disfrutar tanto este fin de semana, a Andrea y familia por facilitarme como siempre mi estancia, a Saioa por, ahora sí, haber disfrutado de un maratón haciendo un maratón, a Absotec porque siempre va conmigo haya donde pongo mis piernas, a LevelUpSuplementación por la gestión alimentaria en carrera, así como a toda la organización desde voluntarios a prensa. Especialmente a Federica, por confiar en mí año tras año en mi presencia en esta gran fiesta.

LARGA VIDA AL PACER !!!!

Próximo evento maratoniano: MARATÓN DE LA VALETA (MALTA) el 24 de marzo. Octavo maratón del año, y 65 en mi haber.

SALUD & KMS