GRACIAS ROMEO. GRACIAS JULIETA
Visitar nuevas ciudades y países está en mis prioridades a la hora de elegir un maratón u otro, pero también reconozco que repetir Italia es algo esencial para mí. A la vista está. Verona lo ojeé el año pasado, pero me fui a Larnaka. Este año, mientras preparaba el infinito calendario del último trimestre del año, (10 maratones en 11 semanas consecutivas), el hueco del 17 de noviembre iba a cubrirse con Verona sí o sí. La posibilidad de ser pacer allí no era fácil, pues entre los contactos que tengo allí no estaba el del capo. Un correo mandado dos meses atrás sin respuesta me hizo plantearme correr por mi cuenta, pero sin esperarlo recibí contestación afirmativa. Cierto es que las conversaciones para aclarar mi labor en Verona estaban demasiado ralentizadas pero todo fluía más o menos. A la hora de buscar los billetes de avión, ècolo, hay vuelos directos a Verona desde Madrid. Esperar el momento oportuno, hacen que la ida y vuelta, sean sólo 60€.
Mi viaje pues comienza el sábado con salida desde Barajas a las 10:15, lo que me hace llegar a la ciudad de Romeo y Julieta sobre las 13:00. Lo primero, chek-in en el hotel, que me proporciona el evento a cambio de mi trabajo, y de allí a la Expo. Feria de corredor situada en el Estadio Mancatonio Bentegodi, a unos 25 minutos a pie del centro de la ciudad. No demasiado grande para los 10000 asientes que pasarán por las instalaciones durante el fin de semana, pero bien organizado en todo momento. Tras deleitarme con todos los puestos y mantener charlas con algunos de los asistentes, espero a Roberto, el capo pacers, para que me de mi dorsal. Entre medias, presentación de marcapasos del evento.
Tras este largo tiempo, turismo bajo la espesa niebla por la ciudad. Lo que veo me deja maravillado, por lo que tengo claro que tras el maratón, aprovecharé al máximo para conocer los rincones de la ciudad con la luz del sol.
El día V ha llegado. El maratón comienza a las 8:30, pero todos y cada uno de los pacers debemos estar a las 6:45 en un pabellón aledaño a la salida para provisionarnos de nuestros atuendos y globos, además de recibir todas las indicaciones de Roberto.
Con el traje de faena puesto, y mis dos globos izados, salgo del pabellón, y me vuelvo a dar cuenta de la gélida mañana que hace. 2 terribles grados van a obligarme a correr con una camiseta térmica, manguitos y guantes. Tras un aparatoso recorrido hasta el camión en donde dejaré mi mochila (punto de salida y meta distintos, me meto en mi cajón, el primero como casi de costumbre. Allí están mis amigos Jesús, y el londinense Oli y charlamos hasta la salida. Otros corredores me preguntan que si correré el maratón completo o medio, por lo que la espera se hace amena.
A la hora indicada, pistoletazo de salida. En mi cajón sólo estoy yo como liebre 3h, de nuevo, toda la responsabilidad la llevo yo. Ritmo constante marcando el primer kilómetro por debajo del ritmo carrera. Roberto me pidió pasar la media maratón 30 segundos por debajo de lo exacto, y empecé demostrando mi experiencia en cada uno de los parciales. El grupo es grande, y sobre todo educado. Nadie habla, nadie se queja, y no hay empujones ni tropezones de ningún tipo. Pronto nos alejamos de la ciudad, para recorrer tristes carreteras sin animación alguna, pero nos tenemos unos a los otros. Llaneamos con decisión, recorremos las pequeñas bajadas como 3 y 4 segundos de ventaja, y subimos los casi inexistentes falsos llanos al ritmo marcado. Una precisión maravillosa hace que el grupo esté contento conmigo desde el primer momento, y eso lo noto. Estoy a gusto, pero sobre el quinto kilómetro me doy cuenta que tengo que frenar constantemente para llevar los 4’14/km que mi trabajo me marca. El causante de esto no es más ni menos que haber corrido libremente la semana anterior en Atenas. Mis piernas saben y recuerdan la libertad en Grecia, y realmente ir 30 segundos más lento iban a hacerme estar mucho más pendiente del reloj que en otras ocasiones. Aun así, exactitud con lo pactado.
A la altura de la población de Parona, primer giro de 180º, y de repente veo un pacer parado el cual se junta a nuestro grupo. No entiendo nada y le pregunto. Él, liebre de 1h25 en la media maratón, no podía seguir a ritmo y decidió unirse al grupo de maratón completo.
Seguimos a orillas del río Adije hasta llegar al mismo centro de la ciudad. Kilómetro 18, y en un despiste me tuerzo el tobillo izquierdo por completo; el mismo que me había estado dando guerra el tendón de Aquiles. Me asusto un poco y la preocupación me inquieta. Tras unos metros, parece que sólo fue un aviso y continúo.
Kilómetro 20 y el grupo se divide, pero afortunadamente para mí, la mayoría nos reunimos para encaminarnos juntos hasta los 42k de Verona. Somos en torno a 18 corredores, y mantengo la misma estrategia de carrera. Hemos pasado la mitad del maratón en unas precisas 1:29:31 tiempo oficial, y ahora «sólo» hay que mantener. Rápidamente, y por segunda vez en la mañana, nos alejamos de la ciudad, para seguir corriendo por fantasmagóricas carreteras. La soledad vuelve a acompañarnos, y solamente vemos gente cuando a la vuelta de haber llegado hasta San Martino Buon Albergo, nos cruzamos con los cientos de corredores que siguen nuestras estelas. Ahí entonces, es cuando realmente comienzo a disfrutar de este evento mientras animo a todos y cada uno de los que vienen en sentido contrario chocando sus frías manos.
Sorprendentemente, el grupo sigue prácticamente intacto, es algo que no suele pasar, y eso me hace realmente feliz. Voy mirando mi reloj con la chuleta que siempre llevo con el tiempo exacto de los parciales y, WOW, vamos perfectos. A todos y cada uno de los integrantes de este maravilloso grupo que formamos mucho antes, les digo en el kilómetro 39 que «nos vemos en meta», «disfrutad», que «muchas gracias por la confianza», y que lo único que pido es que me esperen para darnos un abrazo. Así fue: se despegaron de mí, subieron un poco el ritmo con las pocas fuerzas que ya quedaban y destrozaron por un minuto la barrera de las 3 horas.
Por mi parte, emocionado, contento, feliz, orgulloso, traspaso la línea de meta en un tiempo oficial de 2:59:35
Algunos de los datos interesantes:
- 26º maratón del año.
- 83º maratón en total
- 46º maratón como pacer
- 7º maratón del año en Italia
- 19º maratón total en Italia
Tras unos maravillosos momentos post-meta llenos de abrazos y agradecimientos como decía antes, voy al hotel para una ducha rápida y cargar la mochila para hacer turismo de calidad; primero de comida con mi amiga Veneciana Cristina, y más tarde con Oli.
Evento, que sin duda, y bajo mi vivencia, merece la pena sólo por la belleza de la ciudad. Vuelo de vuelta con salida a las 22:45, lo que hacen que llegase a casa a las 4 de la mañana, pero…SI COMPENSA, HAZLO !!!
Como siempre agradecer a Maite y LevelUpSuplementación, a Carlos con Absotec por estar siempre apoyando. Gracias a Roberto por la confianza depositada en un tipo vallisoletano que sólo pretende ser feliz mientras ayuda a conseguir sueños, gracias a Cristina y Oliver por el tiempo compartido, y a todos los que desde casa estáis una vez más pendienteS de mi carrera maratoniana dominical. A los haters también les doy las gracias, que son parte inexpugnable de todo esto.
GRACIAS ROMEO. GRACIAS JULIETA !!
Próximo evento Maratón de FLORENCIA el 24 de noviembre.
SALUD & KMS