EL MARATON DE MI MEDALLA !!

El primer segundo del año del 2023 se dio el pistoletazo de salida del primer maratón oficial del mundo, y lo viví de manera extraordinaria porque fue donde quería estar. Me hubiera gustado haber estado acompañado, pero no pudo ser. Igualmente el sabor de boca que me dejó este evento fue extraordinario, no sólo por la carrera en sí, sino por el viaje a tierras suizas. Las fiestas navideñas no es que sean las que más me gustan, pero no descarté volver a correr por estas tierras en sucesivas Nocheviejas; sin embargo el hecho de volver por segundo año consecutivo va más allá:

Al igual que el año pasado, me enteré de un concurso muy provocador: el ganador del diseño de la medalla, mediante votación popular por Instagram, tendría un dorsal gratuito!!! En el mismísimo momento de ver la publicación, mi cabeza dibujó esa medalla. Hice el borrador en cuestión de 10 minutos y la envié. A los pocos días, recibí un email diciendo que mi diseño era uno de los tres finalistas y unos días más tarde, abrirían las votaciones para que en 24h se decidiera el ganador. Yo, comprometí un poco a mis seguidores de la red social nombrada para que dieran un pequeño empujón, el cuál resultó ganador indiscutible. Por ello, vuelvo a dar las gracias!!!

Me encanta correr, no tanto la Navidad, la medalla sería la mía y tendría un dorsal gratis… cómo decir que no?! Absolutamente imposible!!!

Mi viaje esta vez, comienza el viernes bien temprano desde Bilbao, pues Saioa me acompaña en otra aventura y el vuelo es directo a un precio más que razonable cuando lo compré. Según llegamos, nos esperan 3 días de intenso turismo por Berna, Lucerna y Zurich. En ese orden.

El domingo, día de volver a pasear por la capital suiza me voy al hotel a la hora de comer y ya no saldría hasta prácticamente ir hasta el pueblo del evento: Schlieder, situado a escasos 8 kilómetros de la estación central y con trenes que las unen en cuestión de 15 minutos.

Sobre las 22:00 llego al pabellón deportivo, recojo mi dorsal – con el número 9-, e intercambio unas palabras con el gerente del espónsor deportivo del maratón: Vimazi. Allí, también están mis queridos amigos italianos Astrid y Silvio, y los barceloneses Marc y Mayte se juntarán poco después. Mientras nos ponemos al día, la media noche se va acercando, y con ella, la hora de bailar.

La temperatura es fresca. Fresca como de 3 grados. He salido a catar la sensación térmica y algo me dice que no va a ser como el año anterior. Había estado lloviendo por la tarde y se preveía una bajada importante del termómetro.

A las 00:00:01, pistoletazo de salida. Yo, en primera fila salgo alegre. El terreno lo conozco, el dorsal en el pectoral me pone a 100, pero tiro de cabeza para gestionar mejor la carrera que en la edición anterior. Los tacos de troncos encendidos a modo de iluminación dan el toque característico al maratón de Año Nuevo, aunque la seña de identidad son los miles de fuegos artificiales que iluminan el curso durante prácticamente la primera hora de carrera. Las 3 distancias, 10’5, 21 y 42 salimos a la vez, por lo que me resulta complicado contar cuántos corredores van delante de mí e imposible saber los que llevan puestos el dorsal de maratón. Sabiendo esto, y no dejándome llevar por el ansia, salgo a un ritmo constante de 3’45/3’50. Conservador, pero no mucho. El terreno no está muy pringoso, al menos en la primera vuelta. Poco a poco, este aspecto empeora mucho. Al paso de la primera vuelta, decido bajar un poquito el gas y mantengo ritmo de 4’/km. Ahora hace más frío. La térmica de manga corta que llevo debajo de la camiseta sin mangas hace bien su labor, y los manguitos, guantes, braga y gorro cumplen su función a la perfección. Por cierto este año SÍ llevo foco y zapatillas de trail. Respecto al foco, nada que objetar más que me costó un poco hacerme con la posición para que no se moviera a cada zancada. Sin embargo, correr con zapatillas que pesan 1/3 parte más que las que uso normalmente, además de no llevar placa de carbono, interfieren por completo en mi cadencia y zancada. Lógico y obvio, pero debía de haberlo tenido en cuenta para planificar en ritmo de la primera vuelta.

El paso del 10k marca 37:45 (3’47/km), y el de la media maratón 1:21:57 (3’53/km). Todo fluye perfectamente. La suplementación va como tiene que ir, tomando medio gel cada 5 kilómetros a partir del pk25. El terreno está como un bebedero de patos en algunos puntos, y en los puentes el hielo ha aparecido. Ahora sí, bajo el ritmo. Empecé a doblar corredores en el kilómetro 16 y ya no puedo saber si alguien me pisa los talones, pero no quiero acabar mal este maratón. El maratón de mi medalla. Las fuerzas empiezan a flaquear sobre el 33, pero me mantengo en 4’20/km, hasta que tirando de experiencia decido parar a reponer líquidos con más de un vaso en el último avituallamiento. En este momento, algo raro pasa, y por suerte me doy cuenta. Un corredor me adelanta cuando llevaba parado unos 20 segundos mientras bebía isotónico caliente, y según mis cuentas, hacia al menos 1 minuto que había adelantado al último corredor. Además, llevaba una luz roja a la espalda, y eso no lo recordaba. Acababa de perder un puesto. Eché un par de juramentos en ese momento, y me di ánimos con otro par de ellos y así ir a por él y conducir todo a su sitio. Tú ahí y yo aquí !!! Me costó acercarme a él cosa de un kilómetro pero cuando estaba a 20 metros y sin hacer demasiado ruido, metí un acelerón, que sinceramente no aguantó ni 100 metros. Mantuve un ritmo alegre durante 3 kilómetros más (37, 38 y 39) y volví a decir: tú ahí y yo aquí.

La recta final, emocionante donde las haya, solamente pensando en que me iban a colgar la medalla que diseñé en 10 minutos, pero con la sorpresa de que el speaker me para y me dice que soy el tercero absoluto. Los 2:54:17 habían sido suficientes para hacerme un hueco en el cajón.

Tras una ducha caliente y las emociones pertinentes de todo lo vivido, tocaba hacer tiempo para la entrega de premios, que si no fuese porque a las 9:00 cogía un avión, no me hubiera importado, pero ese tiempo habría sido oro para descansar un poco.

El estado de éxtasis al subir al podium sólo el vídeo lo puede describir. Mis premios por el puesto: una invitación para volver a correr el año que viene y unas zapatillas top del espónsor (Vimazi) valoradas en 330 euros, me ponen más contento aun.

Muchas gracias a LevelUpSuplementacion por la gestión de energías y Absotec por su siempre presencia en todos y cada uno de mis viajes, a Saioa por estar de nuevo a mi lado en una nueva andadura por el mundo (con su media maratón echa, por supuesto) y a Astrid, Silvio, Marc y Mayte por la presencia en carrera.

Próximo maratón, 06.01.2024 maratona di Crevalcore (Italia)

Neujarsmarathon, see you 2025 !!!

SALUD & KMS