LA PEOR DE LAS DECISIONES !!!
Escribo porque me gusta plasmar en letra mis vivencias en mis viajes maratonianos, porque me gusta transmitir lo que hago con tanta pasión, porque veo una bonita manera de recordar mis eventos deportivos; pero en esta ocasión, lo haré para quedarme tranquilo conmigo mismo. Lo necesito:
Volver a Miami es ley sólo si encuentro vuelos económicos; cruzar el charco 3 veces al año no es ir a Italia el fin de semana. Tras las dos ediciones pasadas de 2023 y 2024 asistiendo a uno de los maratones más bonitos en los que he estado, volver en 2025 sólo era cuestión de encontrar unos vuelos brillantes. En agosto, compré los billetes Madrid Miami vía Lisboa por escasos 300 euros ida y vuelta, que sumado a la hospitalidad de mi amiga Julia me iba a permitir volver por las tierras de Florida.
Llego al Aeropuerto Internacional de Miami a las 15:30 hora local. Salí de Madrid 13 horas antes con -3 grados y me encuentro con una bofetada de calor y humedad de 27 grados cuando pongo el primer pie allí. Miami es así. Lo primero de todo, y a causa de un pequeño contratiempo, reservo un Uber para ir a la Expo a recoger mis enseres y trabajar durante un par de horas ayudando a quienes todavía tienen sus dudas de ritmos de carrera. Como otros años.
Aunque lucho contra el jet-lag, me explayo bien en el enorme recinto, visitando todos y cada uno de los múltiples stands. Sin duda alguna, una de las Ferias de Corredor más completas en las que he estado. Tras esas 3 largas horas en el Centro de Convenciones de Miami, me voy a descansar a la casa de Miami Shore.



El sábado, tras una pequeña activación, vuelvo de nuevo a la Expo para hablar con el representante del maratón de Aruba, en donde celebraré mi maratón número 100 el próximo 8 de junio, dejando caer un montón de detalles, pero sin llegar a cuajar mis propuestas. Igualmente allí estaré. Turismo por Little Habana, South Beach y a descansar.



El día M ha llegado. De nuevo, y por tercer año consecutivo, el reloj suena a las 3:30 de la madrugada. El maratón comienza a las 6 a.m, pero antes nos reunimos para la foto oficial a los pies del Estadio de la NBA. La temperatura y la humedad son terribles, 28 grados al 98%, y eso, obviamente me preocupa, aunque también me preocupa, cómo no, la recuperación que había tenido durante la semana después de mi estado de salud tras correr el maratón de Marrakech sólo 7 días antes. No había tos, pero de vez en cuando me daba algún que otro ataque. Igualmente, mis ganas de correr en Miami eran bárbaras. En línea de meta se acercan corredores a preguntarme por la estrategia a llevar, y les digo que aunque empezamos cruzando el primer puente con una larga y empinada subida, lo recuperaremos rápidamente; después mantendremos el ritmo.




Cantan el emotivo himno de Estados Unidos y salen los cajones A y B a la hora. Nosotros 6 minutos después. Con un eslalon incomprensible al igual que años anteriores, adelantamos a los corredores de los dos primeros cajones que pagaron su dorsal VIP. Me echo a un lado para que no me moleste nadie y a ritmo perfecto vamos restando cientos de metros. El paso de los 5k, 10k y media maratón son perfectos mientras cruzamos los puentes que nos dirigen a Miami Beach y de nuevo a Downtown. De nuevo, vuelvo a vivir uno de los mejores comienzos de maratón, mientras amanece en la calurosa Miami. El calor y la humedad son insoportables pero vamos todos con todo.

Mantenemos el paso a la perfección cuando empiezo a sentirme mal. Es el kilómetro 22, la media maratón la hemos pasado en 1h29’30», y mi cuerpo me da un primer aviso. Siento mucho calor en la cabeza, y presión en las sienes. Saco mi primer gel y me lo tomo, pensando que me faltaba algo que el gel me podía aportar pero el malestar que siento es distinto a la falta de gasolina. Cada 2 kilómetros hay avituallamientos, perfecto dadas las inclemencias meteorológicas, pero necesito parar. Aviso al grupo (de 5 corredores) de que me detendré un momento a coger aliento y así lo hago en el siguiente punto de refresco. Recupero un poco y continúo la marcha a un ritmo más alegre para cogerlos enseguida, pero a falta de 20 metros mi cabeza me da un segundo aviso y paro en seco. No llego a entender qué me pasa y me echo las manos a las rodillas. Sudo a mares y comienzo a marearme, por lo que me siento en la acera mientras pienso en que mi labor como pacer ha acabado por primera vez en mi vida.
El estado de shock me resulta incomprensible y mientras veo cómo pasan corredores a mi vera sin preguntar lo más mínimo, mi cabeza comienza a pensar (o a no pensar) qué hacer. Sólo tengo 3 posibles opciones. No hay más, sólo tres, y escogí la peor de todas. Aún no entiendo por qué, pero llego a imaginarme que fue mi estado de salud y el golpe de calor lo que me hizo decidir por recortar. Las otras dos opciones «a toro pasado» habrían sido más acertadas, por un lado, el abandono, algo que creo que no estoy preparado para ello; y por otro, bajar mi cartel de las 3:00 y continuar al paso que pudiese hasta completar los algo más de los 42 kilómetros. Al conocerme el recorrido sólo tenía que cruzar la mediana. Pensé en ese momento, que mi única labor allí no era otra que la de meter al grupo en tiempo sin importar mi carrera, y así lo hice. Salto la zona ajardinada que separa una parte del recorrido con la otra y en un momento, «me planto» 2 kilómetros más adelante. Engancho a los 5 corredores pero de nuevo empiezo a encontrarme mal. Sigo a duras penas, pero poco a poco me alejo de ellos. Entro ahora en la bonita zona de S Miami Ave pero vuelve a azotarme un golpe de calor. El pulso, corriendo despacio se me ha subido a 180 ppm y no me puedo permitir que la ambulancia me recoja, por lo que paro de nuevo en un avituallamiento y me vuelvo a sentar en la acera. Al menos 4 minutos allí me hacen pensar en lo que había hecho previamente, intento darme una explicación de por qué decidí recortar en vez de bajar mi cartel y abandonar mi labor de liebre, pero sigo sin saberlo. Culpo, obviamente al golpe de calor y la falta de lucidez en ese momento. Lo único que quiero es llegar a meta, y con esto me refiero a que lo único que quiero es dejar de correr, por lo que atravieso de nuevo la calle a la altura de Kennedy Park para, de nuevo, recoger al posible grupo de las 3h que quedase en pie. Comencé a echar cálculos precisos de en qué momento exacto tenía que pasar por cada milla y empecé a correr, ahora sí, a mi ritmo para traspasar la NO meta de Miami Marathon. Calculé todo y entré en 2h59’50» pero habiendo corrido sólo 37 kilómetros. Un autoengaño y una falta de respeto hacia los corredores que me seguían, sí. Pero fue lo que fue, y una mala decisión la tiene cualquiera. Me hociqué en meter al grupo por encima de todo lo demás, pero sobre todo, por encima de mis principios. Tengo todo el calendario calculado al dedillo para correr mi maratón número 100 el 8 de junio en Aruba, pero con esta acción, todo se desconfigura, porque si tengo algo claro, es que el maratón de Miami 2025 NO cuenta en mi palmarés. Soy humano y lo he demostrado con un error que en ningún momento en un estado cuerdo habría cometido.
Me cuelgan la medalla en el cuello de NO finisher y con más pena que gloria me siento apartado del mundo. Una medalla que al llegar a casa metí en un cajón, apartada de todas las demás. Una medalla que lógicamente no merezco porque no he corrido el maratón completo.
Con este panorama, me voy a casa directamente a la ducha y a la cama a pensar. Inapetente hago turismo subiendo a la Noria de Miami y al día siguiente otro buen paseo por Bayside para regresar a España.
Gracias a julia, Shane y Astrid por este fin de semana. Gracias por los ánimos que he recibido a los pocos que antes de escribir esta crónica sabían lo que me ocurrió. Y mis perdones a los pocos corredores del grupo a los que no pude ayudar, a todos los corredores que se han vistos molestos por la acción, y en especial al coordinador del equipo de ritmo por haber fallado de esta manera. Los haters en este caso aparecieron a los pocos minutos de acabar mi carrera, y me lo han puesto bastante difícil…tantos mensajes de odio no ayudan nada, pero supongo que es parte de su día a día: criticar a los demás sin miramientos y castigar a quienes erran.
Gracias Miami y lo siento Miami. Para más detalles del recorrido y demás, véase en las crónicas de 2023 y 2024.

Próximo evento maratoniano, el número 90 (de nuevo) WHITE MARBLE MARATHON el 16.02.2025
SALUD & KMS