Éxtasis, euforia, alegría, incredulidad, sorpresa, sobresalto, optimista, confianza, honradez…
La noche del sábado era fresca, nada comparado a lo que hacía en mi tierra pucelana. Después de cenar nada ligero, nos fuimos mi compañero Bay y yo a preparar y descansar lo que sería nuestro 68° y 7° maratón en nuestras piernas respectivamente.
El despertador sonaba a las 7a.m. y bajé a la cafetería aledaña al hotel de terror (Legazpi, no vayáis ni aunque os salga gratis); desayuno normal de café con leche, zumo natural y tostada con aceite y tomate, y de vuelta al hotel. Cogemos el coche para dirigirnos al parking cercano a la salida, ofrecido por la organización para los corredores (lleno, absolutamente lleno de «gorrillas») y de allí a la zona de salida, a unos 500m de la de meta en donde para sorpresa de todos los atletas, no hay casetas para emergencias digestivas así como para orinar. Error garrafal. Tuvimos que ir a la zona post-meta.
El viernes, estuve cenando un bocadillo en un bar que tiene fama por ellos (los bocatas de Antonio), cuyo gerente, el mismo Antonio, había corrido todas las ediciones del maratón de Murcia, y la verdad es que ánimos, lo que son ánimos, no me dio, ya que la organización había sido de lo peorcito, cambiando de empresa organizadora varias veces, retrasándose en la salida hasta 40’…aunque el tenía esperanza de que este año iba a cambiar. No se equivocó.
Una vez evacuado en la zona de meta, volvemos a la de salida, donde ya se respira nerviosismo. La salida de la media y del maratón se dan en el mismo punto, y la de los 10k, curioso por otra parte, da el pistoletazo de salida a unos 400 metros frente a nosotros, en el otro lado de la vía y en sentido contrario. Nunca lo había visto y me encantó.
Entré en mi cajón el segundo y seguí calentando en un espacio muy reducido. Entró en el cajón la mismísima campeona de España de maratón, la valenciana Marta Esteban, aunque la verdad es que no le di demasiada importancia y seguí con lo mío. Tras la salida del handbike (sólo uno), nos poníamos en posición, y tras las fotos de rigor, se daba el petardazo sin apenas retraso a eso de las 09:03 de la mañana, a 6° de temperatura.
Salí a lo Martín Foz, o sea, a tope, a darlo todo, ya habría tiempo de bajar ritmo; de tal manera que sin darme cuenta, ya llevaba 10 kilómetros que había pasado en 37’50», estaba volando, había un gran grupo de corredores, unos 25, por delante de mí, pero que en ningún momento pensaba que eran atletas de la media maratón. Del mismo modo, me acerco al fin de la primera vuelta, y paro el crono en 1:20’19», sigo volando. No aflojo la máquina hasta que en el k28, un golpe de calor impresionante me sacude y me aturde, en ese momento mi marca iría a ser de 2:40′, pero el muro murciano se puso en mi camino. El calor en las zonas de sol era insoportable, ya marcaban los termómetros unos sofocantes 18 grados, y el muro estaba cada vez más alto. Intenté continuar con el ritmo, pero era imposible, y de los 3’49/km con los que empecé los primeros veintiocho, mi ritmo disminuyó hasta los 4’10. Más o menos por el 35, dos policías me dijeron algo que no entendí, no estaba para escuchar a nadie, la vista se me nublaba, y luchaba contra la deshidratación con dos botellas de agua cada 2’5km…El caso es que en los avituallamientos me decían algo de -ocho-. Hostias Pedrín, que hay ocho por delante mío !!!! Efectivamente, iba noveno y no veía nadie detrás de mí, apreté los dientes, y saqué la fuerza de donde ya no había para llegar sin que me adelantará el que ahora sí estaba detrás de mi, a unos 200m tras un par de kms. La entrada en meta es espectacular, sobre una alfombra que baja la última calle para encontrarte de frente con la majestuosa e impresionante catedral.
El circuito es ultrallano, a excepción de un puente que pasamos cuatro veces, que a mi parecer, no llega a romper el ritmo de carrera. Bonito y con un sólo giro de 180°, lo que le hace rápido. El inconveniente, al menos de éste año, ha sido la temperatura y el 100%’de humedad, pero eso es algo contra lo que no se puede luchar.
Finalmente, noveno puesto, y segundo en mi categoría, con un tiempo oficial de 2h47’27»
Zona post-meta un poco pobre para lo que suelo estar acostumbrado en otros eventos de este tamaño, a mi parecer suficiente raspado. Con lo que si estoy descontento es con la zona de fisioterapeutas, que aunque hay que agradecer su labor, no había un control para 10k y 21/42; creo que todos tenemos derecho, pero la gente se tumbada en la camilla estando enteros. 8 camas, 20 minutos con cada uno…equivale a una cola de infarto para que te suelten después de la paliza del maratón. Si hubiera tres filas y en base a la distancia así fuese la sesión, creo que sería mejor. Es una opinión.
Claro está que al tener premio, me iba a quedar a la entrega, eso sí, de saber que iba a tener esa demora, quizá lo habría cogido y me hubiera ido a la ducha, que falta me hacía. Espero poder sentir más veces la sensación de subir al podium en un maratón, es indescriptible.
A mi parecer, y después de lo que me comentó Antonio, el de los bocatas, la organización es de 10 con algunos aspectos a tratar, pocos, pero alguno, como el de los urinarios, o zona post-meta. Por lo demás, perfecto. Gracias !!
Una de las fotos con las que me quedo, es ésta, la portada de varios diarios de la zona:
La recomiendo: SI
Próximo evento maratoniano, BP MARATÓ CASTELLÓ, el próximo 24 de febrero, que haré de pacer-maker sub3h.
#yonkiDelRunning