historia del deporte español, Abel Antón y Martín Fiz, el sábado por la mañana. Esos 5k al lado de las referencias no se me van a olvidar en la vida. Por rcierto, la bolsa de corredor que dieron en esta Breakfast Run 2018, era algo más normal que la del evento del día siguiente.
La carrera empezaba a las 8:30, según algunos corredores, muy pronto; para mí, la verdad es que no. Pienso que es una hora propicia para que no nos castigue mucho el calor que sabiamos que iba a sacudir en las horas del mediodía malagueño. Me desperté como si hubiera dormido 10 horas, y es que el sábado fue jornada de turismo (mal hecho). Desayuné un poquito más de lo normal a las seis de la mañana y a dar paseos por el apartamento. A las siete y cuarto, salimos Antonio y yo hacia el punto de partida, y ya empecé a pensar que no iba a ser una carrera de caracoles. Me notaba con fuerzas para intentar marcar un ritmo constante de 4’/km y así parar el crono sobre las 2h52′. Qué puta locura, pensé.
Salida conpletamente anormal, ya que entre la élite y los populares había un espacio de unos 10 metros, los cuales como unos veinte voluntarios hicieron de cordón policial para separar. Cuando sonó el pistoletazo, éstos chicos, corrieron en el sentido de la marcha y poco a poco se fueron apartando…de verdad que aún sigo sin explicarme esa subnormalada. Como decía, salida anómala, al menos en mi corta experiencia. Desde el primer kilómetro apreté un poquito y me puse durante los primeros 36 a un ritmo más o menos constante de 3’45/3’55, y eso que los tres primero kilometros se recorren por un falso llano. Al ser sólo una vuelta, el recorrido discurre por las afueras de la ciudad, coincidiendo con la media maratón hasta que ésta acaba y lamentablemente, nos quedamos bastante solos. Cabe destacar que hubo 8 puestos de animación durante el recorrido, además de Manu Tenorio en el comienzo de la prueba. «Éste, es el concierto más temprano que he hecho en 20 años de carrera» decía.
Mi ritmo decayó por completo hasta los 4’10, y es que desde el 28 hasta el 40 se sube. Sí, otro maratón que la venden como llana !!!!
Tengo que recalcar, que en ningún momento vi ambulancias móviles durante la carrera, así como no dieron geles en la recta final de la prueba…
En el 40 (bueno, desde el 36) mis piernas ya empezaban a decir que no…que el muro iba a ser una tapia alta, y que los calambrazos estaban a punto de llegar; y así fue. Pero…quedaban dos kilometros de bajada y no iba a dejar que nada me detuviera !!!
Entrada en meta de las que no se me van a olvidar, animando a todo el mundo a que me animaran, sacando seis dedos por mis seis maratones conseguidas, mirando el crono y no creyendo lo que mis ojos veían: 2h46’14» STRAVA